Hausner relata en 'Lourdes' la historia de un milagro

Christine lleva casi toda su vida en una silla de ruedas. Quiere escapar del aislamiento y viaja a Lourdes con el deseo de curarse. Y ocurre lo que casi nadie esperaba: se cura. Éste es el planteamiento de la película Lourdes, de la directora austriaca Jessica Hausner, que compite en la Sección Oficial de Sevilla Festival de Cine Europeo y fue presentada ayer por la mañana.

"He querido proyectar la ambigüedad del tema porque es lo más interesante. La película es crítica pero también reconoce que el milagro existe", señaló Hausner. "Mantuve una conversación personal con el obispo a cargo de Lourdes y le comenté que el milagro lo iba a abordar de una manera ambigua. Y a esta persona le pareció muy bien. En la Iglesia católica el concepto de milagro es ambiguo", explicó.

La directora austriaca comenzó con una investigación exhaustiva con el objetivo de rodar un documental. "Según pasaba el tiempo me pareció que iba a rodar una película. Las autoridades de Lourdes quisieron saber algo sobre mi trabajo. Vieron mis películas y comprobaron que mi enfoque iba a ser serio, que no iba a reírme sobre lo que ocurría en Lourdes. Yo no quería reírme, sino que deseaba contar una historia", detalló la cineasta, que ha dirigido dos largometrajes (Lovely Rita y Hotel) antes de Lourdes.

"Cuando fui a Lourdes me di cuenta de que la situación era sumamente triste porque hay personas enfermas que tienen, sin embargo, un nivel altísimo de esperanza y que piensan que sobrevivirán. Y se curará uno de un millón, lo que es una injusticia. Aunque todos saben que eso es muy limitado, la esperanza sigue allí", aseveró. "La película trata sobre la injusticia de la vida y sobre cómo las personas esperan conseguir la felicidad. Y sobre cómo la felicidad se va", agregó Hausner.

La otra película de la Sección Oficial que se presentó ayer es Tobruk, del director checo Václav Marhoul. La película cuenta las peripecias de un grupo de soldados checoslovacos en la II Guerra Mundial en el frente del norte de África. Tobruk describe la brutalidad de la guerra sin paliativos. Bombas, muertes, mutilaciones, hambre, sed y arena marcan la existencia de unos soldados que, en algunos casos, caen en la barbarie.

La película huye de cualquier visión épica o heroica. Un cuerpo partido por la mitad tras un bombazo o el asesinato de un prisionero son algunos de los puñetazos visuales del filme. Tobruk tuvo su inspiración en la novela El rojo emblema del valor, de Stephen Crane, que describe la Guerra de Secesión en EE UU. "La guerra siempre es la guerra. Por eso el soldado que luchó con las tropas de Napoleón a las puertas de Moscú se encontraba en la misma situación que el que luchó con Julio César", dijo Marhoul.

"Tobruk es la historia de un grupo de personajes que, en realidad, no luchan contra el enemigo. El filme retrata cómo esas personas luchan entre sí por defender el respeto a sí mismas. Están solos con su propia persona", afirmó el director checo.