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Crónica:Décima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Valencia, mortal a la contra

El Zaragoza paga la osadía de dejar a la espalda espacios a Mata y Villa

Harto de ser un equipo diminuto fuera de la Romareda, donde sólo ha pescado un punto, el Zaragoza salió dispuesto a todo en Mestalla. Plantó la línea defensiva en centro del campo, presionó arriba, le arrebató el balón a los locales y se preparó para reflejar en el marcador lo que era, a ojos vista, una superioridad muy evidente. La valentía de Marcelino, sin embargo, se le volvió pronto en contra. Un error en la entrega atrás de Abel Aguilar cayó en pies del mayor depredador de la Liga, que dejó pasar la pelota por si acaso se encontrara en fuera de juego, surgió por la izquierda Mata, que encaró a López Vallejo y marcó con su facilidad habitual. Una acción muy protestada por el Zaragoza, creyendo que Villa, estando fuera de juego, había intervenido en la jugada. La posición de Villa era legal y Marcelino, por sus protestas, sería más tarde expulsado en el descanso.

VALENCIA 3 - ZARAGOZA 1

Valencia: César; Miguel, David Navarro, Dealbert, Mathieu; Albelda (Marchena, m. 88), Banega (Baraja, m. 78); Pablo Hernández (Joaquín, m. 90), Silva, Mata; y Villa. No utilizados: Moyà; Maduro, Jordi Alba y Zigic.

Zaragoza: López Vallejo; Pulido, Ayala, Pavón, Paredes; Ponzio (Gabi, m. 67), Abel Aguilar; Ander Herrera, Lafita (Álex Sánchez, m. 75), Jorge López (Babic, m. 64); y Ewerthon. No utilizados: Carrizo; Goni, Pablo Amo y Songo'o.

Goles: 1-0. M. 16. Silva envía el esférico a Mata, que marca ante la pasividad de la defensa del Zaragoza que reclama fuera de juego. 2-0. M. 39. Contra que culmina Villa a pase de Pablo Hernández. 3-0. M. 41. Pablo Hernández marca tras asistencia de Villa. 3-1. M. 64. Abel Aguilar recoge el rechace de César a disparo de Babic.

Árbitro: Muñiz Fernández. Expulsó en el descanso a Marcelino, entrenador del Zaragoza. Amonestó con amarilla a Pulido, Abel Aguilar, Villa, Lafita, César, Ayala y Álex Sánchez.

Unos 38.000 espectadores en Mestalla.

La competencia entre Villa, Mata, Silva y Pablo se multiplica cada jornada

El tanto encajado, el 19º en lo que va de curso, sembró de dudas al Zaragoza, que siguió presionando pero ya sin la fe de los primeros minutos. Tuvo la sensación de que había caído en la trampa. La trampa de cuatro cazadores de goles (Pablo, Silva, Mata y Villa) que aparecen por todas partes y de las maneras más imprevisibles, moviendo las posiciones y el balón a velocidad de vértigo. A la fiesta se ha unido de una manera muy contundente Pablo Hernández, que presentó sus credenciales al final del pasado ejercicio sin la autoridad del actual curso. Al talento para desbordar, pasar y marcar le une un monumental trabajo físico muy apreciado por el lateral de la zona, ayer Miguel por la ausencia de Bruno, y, cómo no, por el entrenador, Unai Emery, tan entregado ya a Pablo que ayer sólo le concedió a Joaquín un par de minutos de la basura. Un mal trago para el orgullo del extremo gaditano. Para alguien con tanto apego por el escenario como Joaquín, haber pasado a un segundo plano de manera indefinida debe ser duro. Le quedan los restos de la Europa League y de la Copa, donde sí está absorbiendo el poco brillo que dan estos torneos.

Entre Pablo y Villa fabricaron los dos goles siguientes, dos tantos parecidos por la electricidad con la que movieron la pelota, de un lado a otro, hasta que primero Pablo le dio el pase en bandeja desde el lateral a Villa y después sucedió a la inversa. El Guaje se planta ya con ocho goles en la cima de la tabla de goleadores. Y Pablo, con cuatro asistencias y cuatro dianas, se sube al carro de las fabulosas estadísticas que ya pilotó en la pasada campaña Mata, que va por el mismo camino. De tal manera que la competencia entre los cuatro atacantes se multiplica cada jornada y ninguno quiere quedarse rezagado.

Serio atrás, como lo ha estado en los últimos encuentros, desde que se juntaron Albelda por delante y David Navarro y Dealbert por detrás, el Valencia se dio por satisfecho con la brecha que había abierto sin demasiado esfuerzo. Con poco juego en el centro del campo, donde Ever Banega ha perdido varias décimas de participación. El argentino sufre un bajón físico que le empujó ayer a pedir el cambio por molestias musculares. Banega hizo poco, pero bueno, consolidado ya de titular mientras Baraja, tantos años dueño de esa posición, lo contempló desde el banquillo.

El Zaragoza creyó adentrarse en el partido con el tanto de Abel Aguilar, su cuarto gol en la Liga, pero resultó anecdótico. El Valencia enseñó los dientes de inmediato y puso a prueba a López Vallejo en un pequeño asedio del que salió ileso el guardameta navarro. El conjunto de Emery ha puesto sellado con hormigón su defensa y, desde esa confortable atalaya, se dispone a disfrutar de la calidad imparable de sus delanteros.

Mata celebra su gol con Villa.
Mata celebra su gol con Villa.AFP

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