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Reportaje:

Dinamarca zozobra

La difícil situación económica exige estímulos pese a que el déficit rondará el 5%, el nivel más alto desde los ochenta

Dinamarca es el mejor ejemplo de los Estados que se creían inmunes a la crisis gracias a sus ordenadas cuentas públicas y a su explosivo crecimiento reciente, pero que, sin embargo, no pudieron resistir el desplome generalizado del consumo y del comercio exterior. En 2007, el PIB danés creció un 1,6%; la debacle internacional redujo su crecimiento al 1,1% en 2008, y se espera que este curso caiga entre un 4% y un 5%, la mayor caída en los últimos 40 años.

¿Se subestimó la crisis? A finales de 2007, los analistas locales y el propio Gobierno eran extremadamente optimistas. El entonces primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, descartaba un posible enfriamiento de la economía danesa por el efecto contagio, y, por tanto, cambios en su política económica. Mientras, expertos de entidades privadas como el Nordbank decían que la economía danesa era fuerte y que podía permitirse resistir el temporal con garantías. No obstante, por esas fechas el país ya comenzaba a ver descensos en los precios de la vivienda y en la confianza de los consumidores. Poco después se sumaban el consumo y la inversión.

Los expertos proponen inyectar otros 2.000 millones de dólares

Sólo en 2008 el consumo privado cayó un 0,1% y la demanda doméstica total, medio punto. Al mismo tiempo, la formación de capital fijo -indicador de la inversión- se redujo al 3,6%. Señales inequívocas de la pérdida de confianza de los ciudadanos daneses en la economía local y mundial que se tradujeron en un menor gasto. Pero es este año cuando se está produciendo el verdadero derrumbe, con la contracción del comercio exterior.

Las previsiones de la OCDE indican que en 2009 las exportaciones caerán un 12,8%, mientras que las importaciones se desplomarán un 11,1%. El dato es preocupante si consideramos que más del 60% del PIB danés se genera en el comercio exterior y que estas cifras eran de dos dígitos de crecimiento hace sólo tres años. El efecto es claro: sus principales socios -Alemania, Suecia y Reino Unido- apenas han comenzado su recuperación y afrontan un duro ajuste de sus cuentas. El efecto para Dinamarca es una paralización de la industria local que, además, debe asimilar una caída de tres puntos en el consumo interno este año.

¿Soluciones? Un grupo de economistas independientes daneses conocidos como los sabios ha instado al Ejecutivo a impulsar un nuevo paquete de estímulos fiscales para detener la escalada de desempleo que podría llegar hasta el 8% en 2010 (4% en 2006). Los expertos proponen una inyección adicional de 2.000 millones de dólares para "contrarrestar la tendencia hacia un incremento de larga duración en el desempleo". No obstante, el Ejecutivo está más centrado en controlar las cuentas públicas y el déficit fiscal.

Este año, el Gobierno ha previsto un desequilibrio del 5%, el más elevado desde principios de la década de los ochenta, principalmente por el gasto social, el aumento de las prestaciones y el gasto destinado a reflotar la economía. El ministro de Finanzas, Claus Hjort Frederiksen, ha prometido volver a la senda de la estabilidad en 2015 y prepara un paquete de recortes y ahorro del gasto siguiendo las sugerencias de la Comisión Europea y la OCDE, que le han pedido que se mantenga en la senda de la austeridad fiscal, ya que creen que Dinamarca no tiene más margen para estímulos fiscales adicionales.

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