Comercio internacional, algunas claves
El impacto de la crisis financiera en la economía real se vio significativamente amplificado por el colapso sin precedentes del comercio mundial en los últimos meses de 2008 y primeros de 2009. En el mismo sentido, y al margen de otros factores, la recuperación mundial es muy dependiente de la reactivación de los flujos comerciales.
Mirando hacia adelante, hay elementos para ser optimista. La demanda mundial empieza a recuperarse, las condiciones financieras se están estabilizando, lo que está redundando en una recuperación de los flujos comerciales. Pero no sólo eso. Tras la caída del comercio ha habido algunas claves que conviene tener en cuenta para entender la magnitud del ajuste y su capacidad de recuperación.
El colapso del comercio amplificó la crisis, pero ya hay señales de reactivación en el mundo emergente
El comercio mundial acumuló, entre el último trimestre de 2008 y primer trimestre de 2009, una caída cercana al 40% por la combinación de varios factores. Primero, un efecto precio derivado del desplome de los precios de las materias primas desde los máximos alcanzados en verano de 2008, que explicaría por sí solo casi la mitad de la caída del valor del comercio mundial. El segundo, efecto cantidad, estaría asociado a la propia caída de la demanda externa. Asumiendo, tal y como se desprende de trabajos empíricos recientes, que la elasticidad del comercio al PIB está en el entorno del 3,5 -tras haber ido aumentando en el tiempo-, este efecto demanda explicaría casi un 40% de la caída del comercio mundial. De hecho, hay algunas características específicas del propio comercio internacional, como la división internacional de las cadenas de producción -especialización vertical- que han contribuido adicionalmente a la caída del comercio, por el hecho de que para un único producto final la mercancía se mueve varias veces entre fronteras. De esta manera, se explica que el ajuste del comercio haya sido muy sincronizado y se ha concentrado en un corto periodo de tiempo.
Por último, hay otro factor que en el margen también ha condicionado el comercio precisamente en el periodo más convulso de la crisis: su propia financiación.
A pesar de las dificultades para desentrañar su verdadero impacto, parece inevitable que la falta de liquidez se trasladase a las líneas de crédito comercial, máxime cuando este segmento de crédito está altamente expuesto a la percepción de riesgo (no sólo el riesgo asociado a la propia operación, sino también al riesgo país y al riesgo cambiario, entre otros) y que en los últimos meses del ejercicio 2008 aumentó fuertemente.
En definitiva, con la perspectiva que da casi un año, se puede decir que se dieron condiciones muy adversas que propiciaron una sobrereacción del comercio. Algunas de ellas ya se están dando la vuelta y el comercio se está ya viendo impulsado, especialmente en algunas geografías, como es el caso de Asia y algunos países de América Latina.
Sonsoles Castillo es miembro del Servicio de Estudios de BBVA.
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