Cambio radical
Quique se ha centrado en mejorar la táctica y autoestima del Atlético
"Quiero que se respete el trabajo de Abel. Se dejó la piel por el equipo". Por mucho que Quique Flores subraye la labor de su antecesor, el Atlético ha experimentado un vertiginoso lavado de cara en dos semanas. Así lo resume el preparador: "Mi equipo es ordenado y con obligaciones colectivas. Yo destacaría el papel de asimilación de los jugadores".
- Entrenamientos con más intensidad... Y comunicación. Las sesiones han pasado a durar casi dos horas, media hora más que antes (Abel a su vez aumentó las jornadas respecto a Javier Aguirre) y son más entretenidos, haciendo siempre hincapié en el apartado táctico, con transiciones rápidas y al primer toque. Y en el diálogo, según Ujfalusi: "El nuevo técnico habla mucho con nosotros, algo importante porque necesitamos eso, hablar". Asenjo no se muerde la lengua: "Quique es más exigente y cercano".
- Defensa más atrasada. Quique ha retocado el modelo que tantos frutos dio a Abel, con la última línea adelantada casi hasta el mediocampo. Ahora se defiende cerca del área y con una formación más unida. ¿El resultado? Tres goles en tres partidos (la media antes era de 2,18). "Pero los cambios no valen si no estamos concentrados. Hay que estar activos y pendientes de las ayudas para que no nos superen por dentro o fuera", asiente Antonio López.
- Prohibido partirse en dos. Quique se ha impuesto la tarea de evitar que la escuadra, muy proclive las últimas temporadas a los partidos locos, se rompa en dos mitades. "No puede ser que ataquen únicamente los cuatro fantásticos de delante, como se les ha llamado, y que no se impliquen en las tareas defensivas. Y al revés. Hay que actuar como un bloque, sin fisuras, subiendo y bajando todos a la vez", proclama el entrenador madrileño. "La defensa la componen los 11 jugadores. No hay que culpar a los de atrás. Desde que el rival toma el balón hay que recuperarlo lo antes posible", apunta Simão.
- Recobrar la moral. "Estábamos muy mal desde el punto de vista psicológico. Nos faltaba confianza, creer que podíamos ganar los partidos", cuenta Agüero, que reconoce que practican "cosas nuevas" en los entrenamientos. Entre las más novedosas están los golpes que el sucesor de Quique da a los jugadores en el pecho, como hacía Carlos Aimar en el Logroñés. "Hay que recuperar la autoestima cuanto antes. De momento hemos destapado la olla del Calderón. Había mucha tensión acumulada", observa Fran Escribá, segundo de Quique.
- Mucha atención al estado físico. El examen con el Chelsea dejó buenas sensaciones en el vestuario y el cuerpo técnico. "Estuvimos como toros, no nos acobardamos frente al equipo más potente de Inglaterra y probablemente de Europa", dice Cleber Santana. "Durante la mayor parte de ese partido fuimos superiores y tuvimos mayor posesión de balón, que al final es la clave de todo", añade Perea. Parte del éxito de que el Atlético tenga más fondo se debe a la continuidad de Miguel Peiró. Los jugadores reclamaron la continuidad del preparador físico, el único de los hombres de confianza de Abel que sigue en el club, ahora a las órdenes de Jordi García.
- Nadie es indiscutible. "No creo que acusemos las ausencias de Assunção y Juanito. Hay recambios y los que saltan al campo saben muy bien su función. Los jugadores están en una fase de reivindicación", insiste Quique, que por poner un ejemplo le ha dado bola a Sinama como delantero contra el Marbella y el Chelsea en lugar de Agüero. "Todos los que están en forma tienen muchas posibilidades de estar en el once. Los que no están para jugar vienen de lesiones y los vamos a recuperar para la causa", añaden desde el cuerpo técnico.
- Todo vale contra el infortunio. El nuevo entrenador del Atlético ha decidido combatir el "mal fario" del equipo dentro y fuera del campo. Muy supersticioso -cuando el Getafe le regaló una camiseta con su nombre y el 13 a la espalda, el puesto en que dejó al conjunto en su debut en Primera, no le hizo mucha gracia-, Quique cambió las redes rojiblancas de las porterías del Calderón por las blancas de toda la vida. Ya lo había hecho con el Valencia.
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