Adiós a Francisco Ayala
En 2006, cuando se celebraba el centenario de Francisco Ayala en la Biblioteca Nacional, un reportero gráfico inmortalizó una foto que vino a resumir muy bien el carácter aglutinador del escritor granadino. En aquel retrato aparecía del brazo del Rey, rodeado de políticos de diverso signo y artistas de la más variada tendencia a los que más tarde dirigiría un discurso emotivo, el de un autor que no fue reconocido y premiado en su país hasta los años ochenta, al poco de regresar de un largo exilio durante el que aumentó su patrimonio literario para devolvérnoslo enriquecido, junto con palabras reconciliadoras, a pesar de haber perdido a su país durante décadas.
El mejor homenaje que podemos hacerle es leer cualquiera de sus maravillosos libros; por ejemplo, Recuerdos y olvidos. Al cerrarlo tendremos la tranquilidad de saber que nos queda para siempre el testimonio de un gran narrador.