Industria rechaza más recortes para Figueruelas
La marcha atrás de GM deja en el aire los 900 despidos previstos por Magna
La marcha atrás que ha dado General Motors (GM) en la venta de Opel ha cogido con el paso cambiado a casi todos los actores implicados. La decisión del gigante estadounidense del automóvil -cuando todo indicaba que el consorcio formado por el fabricante de componentes automovilísticos Magna y su socio ruso, Sberbank, se quedaba con Opel- ha sembrado sorpresa e incertidumbre a partes iguales en Europa. También en España, donde los planes del consorcio implicaban el despido de 900 trabajadores de los 7.500 que la filial europea de GM tiene en su planta de Figueruelas (Zaragoza).
Lograr un pacto que asegurara el futuro de Figueruelas más allá de 2013 ha costado meses de negociaciones entre los frustrados compradores, los sindicatos y el Gobierno. El acuerdo también implicaba la fabricación del 72% de los coches pequeños de la marca europea. Es decir, mantener el montaje del Meriva, parte del Corsa y el Combo, en este último caso, al menos hasta 2011.
Aragón apremia a GM para que presente su plan de futuro
Ahora la situación es radicalmente distinta y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, ya ha dejado clara cual es su postura. Lo hizo en público y también en privado. Sebastián habló con la mañana con Enrico Digirolamo, vicepresidente financiero de GM en Europa. En la conversación, Digirolamo pidió tiempo a Sebastián para presentar sus planes de futuro para Opel (pero no dio un plazo cerrado), y aseguró que Figueruelas será "clave" para el grupo. El ministro, por su parte, le advirtió de que no aceptará un plan industrial que implique más recortes en la factoría aragonesa, según apuntan desde Industria.
"Es un acuerdo de mínimos. A partir de ahí podemos seguir hablando, pero nunca por debajo de ese acuerdo. Nos sentaremos a negociar, pero no volveremos a la casilla de salida", declaró Sebastián por la mañana en un acto público en Illescas (Toledo). Allí el ministro admitió que la decisión de GM le había pillado por sorpresa. En Industria también recuerdan que el fabricante de automóviles estadounidense ha participado en las negociaciones de Gobierno y sindicatos con Magna, por lo que la postura española no le tiene que resultar novedosa.
Ya por la tarde, el ministro se reunió en la sede de Industria con los representantes sindicales de UGT y CC OO, y con los consejeros de Economía e Industria de la Diputación General de Aragón, Alberto Larraz y Arturo Aliaga, respectivamente. En ella se puso de manifiesto que ninguna de las partes presentes tenía más información de la que ya se conocía desde la noche anterior: que GM se había arrepentido y no vendía Opel. Así que en el encuentro, las partes sólo pudieron constatar que están a la espera de las noticias que salgan de Detroit.
A la salida de la reunión, los representantes de los trabajadores se alinearon con las palabras de Sebastián. "No vamos a aceptar nada por debajo de lo que se pactó con Magna", afirmó Pedro Bona, de UGT, quien también mostró su confianza tanto en la productividad de la planta de Figueruelas como en el compromiso que, dice, tradicionalmente ha tenido con ellos el fabricante estadounidense. No obstante, Bona recuerda que GM ya tenía entre sus planes despedir a 900 trabajadores de Figueruelas, pero que todo se fue al traste cuando el gigante estadounidense suspendió pagos en la primavera pasada e inició el proceso de venta abortado ayer.
También Chema Ferrando, de Comisiones Obreras, presente en la reunión, se alineó con Sebastián. "Más recortes no estamos dispuestos a aceptar", declaró a la salida del encuentro. Calificó de bueno el acuerdo que se había alcanzado, si bien la federación industrial de Comisiones Obreras había emitido un comunicado previo a la reunión en el que paralizaba sus compromisos tras al suspenderse la operación.
La nueva situación no ha llevado a los sindicatos españoles a convocar protestas de momento. De hecho, la noticia ha causado tanta sorpresa que el presidente del comité de empresa, José Juan Arcéiz, admitía anoche que todavía no había convocado una reunión de los representantes sindicales, algo que esperaba hacer hoy mismo.
La falta de información y la sorpresa llevaron a los sindicatos españoles a acoger la noticia con mucha más prudencia de la mostrada en Reino Unido, donde los representantes de la Opel británica se mostraron eufóricos por el frustrado desenlace final. De hecho, algún delegado de Opel en España afirmó ayer no entender la euforia de sus colegas británicos.
Por su parte, el consejero de Economía apremió a GM. Al salir de la reunión en Industria, Larraz afirmó que Opel necesita un acuerdo "mucho más rápido" que el alcanzado con Magna. Y mostró su confianza en recibir la llamada desde Detroit antes de finales de año. Larraz negó que las negociaciones llevadas a cabo hasta el momento hayan sido "en balde".
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