Más pacientes prefieren esperar que operarse en la privada
Más de un tercio de los pacientes en lista aguardan una media de 69 días
En Madrid no hay una lista de espera quirúrgica; hay tres. Está la que Sanidad llama "estructural", la de los "pacientes transitoriamente no programables" y la de los que rechazan operarse en el hospital (en muchos casos, privado) que les ofrecen. Cada una de esas tres listas supone un tercio de los pacientes incluidos en la lista global. Pero sólo con la primera, la estructural, se mantiene el compromiso que formuló Esperanza Aguirre en 2003: que ningún madrileño esperaría más de 30 días para operarse.
Año tras año el grupo "en espera tras rechazo de centro alternativo" va creciendo. Eran 17.924 pacientes el pasado 30 de septiembre -los últimos datos disponibles-, la cifra más alta desde que la Consejería de Sanidad puso en marcha el Plan Integral de Reducción de la Espera Quirúrgica, en 2004. La cifra es de récord tanto en términos reales como en proporción. Este trimestre suponen el 36,4% de los pacientes en lista de espera. El trimestre pasado eran el 35,7%. El anterior, el 32,8%.Cada vez son más los que rechazan la primera opción que les ofrece Sanidad. Y cada vez esperan más para operarse. De media, 69 días, la cifra más alta de los últimos cuatro años y medio. Hay que remontarse a marzo de 2005 para encontrar una espera similar: 70 días. ¿Cómo explica Sanidad ese incremento? "Hay personas a las que no les importa esperar más de 30 días", aseguran. "La cifra es tan alta como el paciente quiere, porque siempre se le ofrece operarle antes, dentro de los 30 días a los que nos comprometimos".
"Hay personas a las que no les importa esperar 30 días", justifica Sanidad
En 2004, la gran mayoría de los enfermos estaban en la lista 'oficial'
Fuentes de la consejería no pudieron precisar ayer a qué porcentaje de los que rechazaron la primera oportunidad de intervenirse se les había ofrecido un centro privado. Sí explicaron que las operaciones sencillas (fimosis, vasectomías, cataratas, hernias, ligaduras tubáricas...) se derivan a la concertada "en una proporción muy grande", mientras que las complejas se realizan preferentemente en los hospitales públicos.
Los pacientes incluidos en la lista de espera global a 30 de septiembre eran 49.194, un 7,2% más que el trimestre anterior. Se trata de una cifra alta (entre 2004 y 2007 nunca se pasó de 44.000), aunque no de récord. Este pasado marzo se superó la barrera de los 50.000, para después volver a bajar a 46.000 en el mes de junio. Entonces Sanidad atribuyó el descenso a que habían aumentado las intervenciones quirúrgicas. Ahora, fuentes de la consejería aseguran que "lo importante es que a estas personas se las opere a tiempo", y añaden que la lista depende de la actividad en consultas, que es donde se prescriben las intervenciones. "El número de personas no nos tiene que preocupar", añaden.
La lista de espera estructural, la única de las tres en la que está asegurado el cumplimiento del compromiso de los 30 días de Esperanza Aguirre, tenía a 30 de septiembre 15.337 pacientes, el 31,2% del total. La espera media en este caso es de 9,8 días, una de las cifras más bajas de los últimos años. La tercera de las listas, la de los pacientes "transitoriamente no programables", también supera en número a la estructural. Son 15.933, el 32,4%.
Desde diciembre de 2006 ese grupo es casi siempre más numeroso que el de la lista oficial. Nada que ver con lo que ocurría cuando entró en vigor el plan de Aguirre. En septiembre de 2004, únicamente el 5,9% de pacientes figuraban como "no programables" (cifra parecida a la de los que rechazaban la primera opción, el 6,9%).
Fue precisamente por esta argucia -la de no incluir al paciente en lista de espera en el momento en que el especialista prescribe la operación, como sucede en el resto de España- por lo que el Consejo Interterritorial de Sanidad decidió en octubre de 2005 excluir a Madrid del cómputo nacional. Al contabilizar a los pacientes de este modo, los tiempos de espera parecen menores de lo que son en realidad, argumentó en su momento el ministerio.
La consejería asegura que se trata de pacientes que solicitan aplazar la intervención por motivos de trabajo o de vacaciones, o a los que se detectan problemas de salud que contraindican entrar en quirófano. Pero también entran en ese grupo los que están pendientes de la visita con el anestesista o los que esperan las pruebas de su preoperatorio. Sólo cuando son "aptos" para operarse entran en la lista estructural. Y entonces empiezan a contar los 30 días.
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