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Columna
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La 'mani'

La diosa Hera, celosa porque Zeus había engendrado a Hércules en Alcmena, ordenó a Euristeo que le encargase a Hércules doce trabajos imposibles de realizar. Entre ellos se cuenta el de la limpieza de los establos de Augías. Este hijo de Helios poseía el ganado más importante de Grecia, pero sus establos llevaban treinta años sin ser aseados. Euristeo sabía que era imposible hacerlo en un solo día y le pidió a Augías que le ofreciese una décima parte de su rebaño si el hijo de Zeus tenía éxito. Hércules, un héroe poco atractivo para los que no valoran la mera fuerza bruta de la que hizo gala en otros trabajos, sacó a relucir esta vez la inteligencia y, tras desviar dos ríos, logró arrastrar toda la inmundicia haciendo pasar la corriente por los establos.

Esta tarde hay convocada una manifestación en Valencia contra la corrupción. No es sorprendente que la iniciativa haya surgido en la Comunidad Valenciana. Por desgracia, el caso Gürtel nos ha hecho tristemente célebres a cuenta del comportamiento corrupto de varios prebostes del partido que nos gobierna, muchos más que el petimetre que han sacrificado como cabeza de turco. ¡Cómo estarán las cosas para que seamos los valencianos los que hemos estallado y no los madrileños, otra comunidad del PP donde la corrupción rampante ha llegado a ser igualmente escandalosa! El imaginario centralista del Estado español parece exigir que todo ocurra primero en la capital y que después reverbere en las provincias: la manifestación del aborto, la de la guerra de Irak o la de la llamada libertad de enseñanza. Ahora bien, sería un error plantear esta manifestación tan solo en clave anti-PP, por muy popular, valga la redundancia, que resulte el planteamiento. Los establos de Augías estaban hechos una porquería porque los habían ido ensuciando las deyecciones de miles de cabezas de ganado durante treinta años. Lamentablemente, los treinta años que llevamos de democracia en España también han cubierto de mierda las instituciones, los valores ciudadanos y la confianza de todos nosotros, hasta el punto de que nos están dejando sin futuro. Ya va siendo hora de separar el grano de la paja y de obrar con inteligencia. Las corruptelas del PP son ciertamente numerosas, pero no es el único partido en el que han estallado escándalos de corrupción: los hay en el PSOE, como acaba de manifestarse en el caso Pretoria, y los hay en los partidos nacionalistas -caso Millet, caso La Muela-, que dicen luchar por un modelo diferente de la costrosa España tradicional, aunque en esto de pasar la bandeja no obran de forma diferente.

Así que piensen bien lo que gritan cuando acudan a la manifestación de esta tarde contra la corrupción: ni son todos los que están ni están todos los que son.

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