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Rescatado por sus compañeros

Unos obreros salvan la vida a un trabajador que quedó sepultado en la zanja en la que instalaba una tubería

Pablo Linde

La zanja donde trabajaba estuvo a punto de convertirse en su tumba. Un desprendimiento en una obra de Navalcarnero (20.000 habitantes) dejó sepultado a un trabajador de 39 años a tres metros de profundidad. El hombre habría perdido la vida de no ser por la rápida actuación de sus compañeros del tajo, que consiguieron retirar la suficiente tierra para liberarle la cara y que de este modo pudiera respirar y aguantar hasta que llegaron al lugar los bomberos.

Los compañeros del accidentado llamaron a Emergencias 112 de la Comunidad de Madrid para alertar del suceso, que ocurrió ayer por la mañana en el número 9 de la avenida de la Dehesa de Navalcarnero. Es una urbanización de nueva construcción. El edificio donde estaban trabajando los obreros está prácticamente terminado e incluso hay ya viviendo allí algunos vecinos. Pero todavía quedaban por repasar los últimos trabajos. Concretamente, el obrero sepultado estaba terminando la instalación de una tubería de agua dentro de la zanja en la que quedó atrapado.

Un desprendimiento en una obra de Navalcarnero enterró al empleado

Hasta el lugar se trasladaron cuatro unidades de bomberos de la Comunidad de Madrid, un helicóptero, un vehículo de intervención rápida del Summa, agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local. Allí se encontraron al trabajador sepultado. La zanja en la que estaba tenía más de tres metros de profundidad y uno de ancho, y se encontraba junto a una fachada. Según fuentes de Emergencias, no estaba apuntalada, una precaución que se suele tomar precisamente para evitar accidentes como el de ayer.

La falta de apuntalamiento hizo que, de repente, cayera una gran cantidad de tierra sobre el trabajador, que quedó atrapado. Los compañeros consiguieron dejarle la cabeza al aire libre y los bomberos, tras retirar cientos de kilos de tierra, pudieron rescatarlo sobre las 11.45. En el rescate, llegaron incluso a cavar a mano para no dañar al herido con las herramientas. Tras sacarlo del agujero, los facultativos del Summa comprobaron que tenía diversos golpes en el cuerpo y lo trasladaron al Hospital de Alcorcón, donde ingresó con pronóstico leve.

Después del accidente quedó junto al edificio el enorme agujero al lado de la montaña de tierra que habían sacado los bomberos para el rescate. Unos tablones de madera y unas estructuras metálicas cubrían la zanja para evitar nuevos accidentes.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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