Cerrado por redada
Los agentes de la Guardia Civil entran en los ayuntamientos en pareja y salen siendo tres. El tercero que se les apunta suele ser un alcalde. Allí se les fotografía en la puerta como si volvieran de celebrar una boda por lo civil. En realidad sacan al alcalde esposado por lo civil. En concreto, por lo Guardia Civil. Incluso los alcaldes corruptos son personas de orden. Si se fijan bien en las imágenes de los periódicos, los furgones de la policía suelen estacionar en los aparcamientos reservados para los vehículos oficiales. Debe de ser que, cuando sospechan que le van a detener, dejan un sitio libre para poder decir que colaboran con la investigación.
La corrupción empieza a ser tan grave que cada vez que aparece un alcalde con grilletes hay que recordar, para tranquilizarnos, que en España hay 8.000 que son honrados. Es como tener que explicar cada vez que detienen a un asesino, que hay 48 millones de españoles que no han matado a nadie. Fíjense si la cosa se ha puesto fea, que cada día es más difícil buscar un candidato a alcalde. Hay partidos políticos, e incluso vecinos, que antes de quedarse sin alcalde prefieren tener uno corrupto. Más vale un corrupto que se lo lleve a dos manos, que ciento volando que sean honrados.
Aunque parecía que en temas de corrupción estaba todo inventado, es posible la innovación. Juan Enciso, en El Ejido, ha demostrado que se puede robar a espuertas sin necesidad de convenios urbanísticos, recalificaciones y reglazos al PGOU. Es de los pocos casos de corrupción donde no se ha detenido al concejal de Urbanismo. Enciso, con una empresa multiservicios, ha sido capaz de extraer del ayuntamiento 20 millones de euros al año colocando baldosas a 2.160 euros la unidad o bombillas a 572 euros la pieza. Si hay algún alcalde que sea capaz de superarlo que se presente a las próximas elecciones. Sus vecinos no sé si se lo agradecerán, pero posiblemente le voten.
También habría que botar -sí, con b- a los dirigentes del PP y del PSOE que se atreven a hablar de El Ejido. Los primeros han tenido 16 años al alcalde como militante. Los segundos lo han disfrutado dos como socio de gobierno para mantenerse en la Diputación de Almería. Como ninguno de los dos partidos está libre de pecado, o se callan o podemos ya empezar a tirarles las primeras piedras. Los partidos políticos, en temas de corrupción, toman a los ciudadanos directamente por idiotas.
A falta de conocer más detalles procesales, hay un nexo común entre Enciso y el otro alcalde que le ha disputado estos días el protagonismo mediático, el socialista Cristóbal Torreblanca en la localidad malagueña de Almogía. Los dos llevan toda la vida instalados en el cargo. Torreblanca acumula 26 años y Enciso 18, lo que viene a demostrar que, en demasiadas ocasiones, las posibilidades de corromperse (Enciso) o de malearse (Torreblanca) son directamente proporcionales al tiempo que se lleva en el puesto. A los políticos de por vida les molesta mucho que se diga esto, pero es una verdad científica.
En los ayuntamientos, los días de intervención judicial, terminarán por colocar un cartel en las ventanillas de atención al ciudadano que diga: "Vuelva usted mañana, hoy hay redada". Los vecinos estarán avisados y no pensarán que los funcionarios andan otra vez de escaqueo. Imagínese que va usted al consistorio a domiciliar el recibo del IBI y se encuentra en la puerta a una docena de agentes de la Guardia Civil. Podría pensar: "Cada día se fían menos de los funcionarios, ahora además de obligarles a fichar le hacen un control de alcoholemia y le apuntan la hora de llegada". Por cierto, alguien ha leído o escuchado alguna explicación de los socios de Enciso en la empresa multiservicios. O sea, de Abengoa, Cajasol y Cajasur. A ninguna de ellas les llamó la atención las facturas increíbles con las que engordaban sus cuentas durante 14 años.
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