Detenido el grupo 'ultra' que atacaba a radicales vascos
Confesaron asaltos a 'herriko tabernas' y amenazas a familiares de etarras
La Guardia Civil dio ayer por desarticulado un grupo de extrema derecha denominado Falange y Tradición, tras detener a cinco de sus integrantes como supuestos autores de una serie de actos violentos cometidos durante el último año en Navarra y Euskadi. Cuatro de los arrestos se practicaron en localidades de la Comunidad Foral y el quinto en el municipio zaragozano de Villanueva de Gállego. No obstante, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, señaló desde Luxemburgo que la operación "no se da aún por cerrada".
Los cinco detenidos, de entre 19 y 41 años, habían cometido más de 25 sabotajes en el último año, según asumieron ellos mismos en septiembre, a través de un comunicado. Entre sus acciones destacan ataques a viviendas de padres de etarras, el lanzamiento de algún artefacto explosivo en una herriko taberna y roturas de varios monumentos relacionados con la memoria histórica, así como sendas amenazas de muerte a un concejal de Nafarroa Bai en el Ayuntamiento navarro de Ansoain y a la chupinera de las fiestas de Bilbao, hermana de un preso de ETA, a quien remitieron una carta con una bala en su interior.
Tras constatar el aumento de hechos delictivos a comienzos de año, la Guardia Civil empezó a investigar la posible existencia de un grupo de ultraderecha en Navarra. La Operación Quimera saltó ayer a la luz pública con los cinco arrestos y el registro de hasta ocho inmuebles, en los que los agentes se incautaron de munición de guerra, "armas prohibidas", simbología nazi, planos de las localidades en las que la célula había cometido sabotajes y documentación en soporte físico e informático, entre otras pertenencias.
Pese a que su denominación oficial no consta en el registro de partidos del Ministerio del Interior, la Guardia Civil definió ayer a Falange y Tradición como "un grupo con cierto nivel de organización que estaba aumentando considerablemente su actividad, tanto en el número de acciones como en la radicalización de las mismas". Rubalcaba confió en que su desarticulación sirva para "aclarar" la mayoría de las acciones violentas cometidas en la Comunidad Foral durante el último año bajo el signo de la extrema derecha.
La operación motivó la felicitación de la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, y la delegada del Gobierno, Elma Sáiz, así como el respaldo unánime del arco parlamentario regional, con pronunciamientos de UPN, PSN, PP, CDN, IUN y Nafarroa Bai. El portavoz de este último partido, Patxi Zabaleta, líder de Aralar, animó a llevar la investigación "hasta sus últimas consecuencias".
La intervención más significativa, sin embargo, fue la del responsable de imagen de Falange, Santiago Casero, quien aseguró desconocer la existencia de Falange y Tradición y condenó su uso de la violencia, ya que les pone "al mismo nivel que los separatistas vascos". Falange Española de las JONS fue incluso más allá y tildó a los detenidos de "terroristas".
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