El Madrid recibe al Milan más vulnerable
Nunca en su historial de cruces hubo tanta desigualdad entre ambos rivales
La primera temporada otoño-invierno del segundo Madrid de Florentino Pérez viene precedida por un debate tan interesante como connatural al espíritu blanco. De una parte está Manuel Pellegrini, el entrenador, y sus apoyos en el club, defendiendo los resultados. Se amparan en la tremenda pegada del Madrid, cuyo balance en el Bernabéu es de 18 goles a favor y cuatro en contra. De otra parte está un sector insatisfecho de la hinchada, que eleva la voz junto con Pérez pidiendo espectáculo, excelencias. La escena no es nueva. Evoca a otros tiempos. A Radomir Antic, a Ramón Mendoza, a Fabio Capello, a Lorenzo Sanz o a Juande Ramos. La discusión trasciende a los protagonistas. Va más allá del juego. Forma parte del carácter inquieto de Chamartín, donde, por encima de los resultados, se devoran entrenadores. El club está tan ensimismado en sus polémicas existenciales que apenas unos pocos han reparado en la llegada del Milan en la Champions.
El duelo tiene resonancias únicas en la memoria de la afición local. Si hay un club que contribuyó a modernizar al Madrid fue el Milan. A lo largo de los dos cruces eliminatorios (cuatro partidos) que jugaron entre la temporada 1988-89 y la 1989-90, el cuadro de Arrigo Sacchi fue dejando una marca indeleble en el equipo que doblegó hasta el sometimiento. Obligado a transformarse para recuperar terreno, el Madrid nunca volvió a ser el mismo. Probablemente, tampoco volvió a emocionar tanto a la gente con su juego. Pero entró en la modernidad. Como recuerda Míchel: "Sufrimos una transición: siendo buenos futbolistas, nos enfrentamos a un equipo que nos superó porque tenía una clara intención de juego. Vimos que había muchos aspectos que no manejábamos colectivamente. Empezamos a debatir con los compañeros y los entrenadores. La ausencia de un funcionamiento colectivo nos hizo bastante daño".
El Milan de 1989 fue como una epifanía para el Madrid de La Quinta. El fundamento para un cambio de mentalidad que se prolonga hasta la actualidad. El equipo de Sacchi era una máquina perfecta, diseñada para iniciar una dinastía y hacer historia. La saga se acabó en 2007, cuando conquistó su séptima Copa de Europa. Quedan los rescoldos. Un grupo de jugadores desgastados, con ocho hombres mayores de 30 años entre los titulares y en el que sólo Pato destaca por su vitalidad.
Será la primera vez que el Madrid se enfrente a un Milan tan pobre. La ocasión se presenta propicia a los amantes de la estadística. Salvo Guti, que no se recupera de su golpe en el tobillo, y Cristiano Ronaldo, la plantilla está dispuesta. Con un poco de suerte, el Madrid conseguirá otra goleada y Pellegrini podrá afirmarse en el resbaladizo banquillo que ocupa.
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