El verdadero temor
Permitir sistemáticamente la ilegalidad en el Raval ha provocado tensiones irreparables en un barrio que, a pesar de sus desavenencias, mantenía un equilibrio singular. El consentimiento de múltiples abusos, denunciados hasta el hartazgo por sus habitantes, ha sido una forma de legitimar la delincuencia y promover el desarrollo de actividades al margen de la ley. La primera secuela grave de ello es la pérdida de confianza en las instituciones; la segunda, el crecimiento de sentimientos xenófobos, inclusive en personas que no se definían racistas, pues el último eslabón de ese complejo microsistema tiene rostro de inmigrante, ya sea en la prostitución callejera o el tráfico de drogas. El escándalo provocado por las imágenes de ese último eslabón, que despertaron la sorpresa e indignación en la opinión pública, no es más que el reflejo del poco conocimiento que el barcelonés tiene de sus barrios arrabaleros.
Desde entonces, diariamente se descubre a periodistas micrófono en mano merodeando las calles del Raval buscando alguien meando, vendiendo droga o fornicando en la calle, para ir corriendo a la televisora y sacarlo en prime time. Se les ve tan despistados que no se saben ni el nombre de las calles y mueven las cabezas de izquierda a derecha titubeando, dudando en qué callejón meterse para encontrar la viva imagen de ese último eslabón de que hablábamos. No suben algunos peldaños para investigar sobre el funcionamiento del engranaje multifacético que ha permitido que la delincuencia se enquiste y haya extendido tentáculos tan firmes que se presentan como fachadas de colmados, empresas de la construcción, fincas remodeladas y diversas redes de servicios con actividades opacas. En una frase: una gran lavandería que no desea sacar sus trapitos al sol. Analizar el aceite que lubrica ese engranaje, quizá gire las cámaras hacia quienes facilitaron licencias comerciales sin verificar la procedencia del capital y cuya avidez de reconstrucción fast track solapó todo tipo de irregularidades, creando un binomio que se aprovechó mutuamente.
Dicen que en el Ayuntamiento hay nerviosismo. Tal vez porque teme que la creciente movilización ciudadana empiece a destapar el Oasis Ravalán.
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