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Reportaje:Liga de Campeones

Absentismo maldito

El Stuttgart se hunde desde que Babbel empezara a ausentarse para sacarse el título de entrenador

El equipo preferido del seleccionador alemán, Joachim Löw, está en apuros. Tercero en la pasada Liga, el Stuttgart ha entrado en barrena desde que su preparador, Markus Babbel, empezara a ausentarse de los entrenamientos para acudir a la academia Hennes Weisweiler, en Colonia, a unos 400 kilómetros, para sacarse el título de entrenador. Tan mal le sentó al equipo el absentismo del técnico que éste abandonó temporalmente sus clases en las cinco últimas semanas. Sin éxito. El Stuttgart perdió ante el Werder Bremen y el Schalke, consecutivamente. Se ausentó el maestro y la clase perdió el control. Algo parecido a lo que le sucedió al actual entrenador del Real Madrid, Manuel Pellegrini, en sus inicios. Pellegrini debutó en 1988 en el Universidad de Chile, pero cuando dejó al equipo a mitad de campaña para especializarse en Europa, el cuadro azul descendió a Segunda por primera y única vez en su historia. Y no se lo perdonan.

Siendo jugador del Liverpool, llegó a estar en una silla de ruedas tras una grave enfermedad
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El defensa Tasci, el mediocentro Khedira, el capitán Hitzlperger y el delantero brasileño nacionalizado alemán Cacau son frecuentes en las listas de Löw, ex entrenador del Stuttgart y simpatizante del club. También lo es Mario Gómez, el potente atacante de origen español traspasado en verano al Bayern y autor de 63 goles en seis años en el Stuttgart. Su marcha ha abierto un abismo goleador que no ha cubierto de momento el delantero ruso Pogrebnyak (dos goles en cinco partidos). Ni el aclamado regreso de Hleb, cedido por el Barça. Su sueldo, casi cuatro millones, ha resultado desestabilizador.

"No hay que andarse con rodeos. Si no gano al Sevilla, pueden destituirme", reconoce Babbel (Múnich, 1972), que ha vivido episodios muy duros en su carrera. El peor, en 1996. Acababa de ganar con el Liverpool la UEFA frente al Alavés cuando empezó a sentir un hormigueo en los pies. Subir las escaleras se convirtió en un suplicio. En el mejor momento de su carrera, este gigantón de 1,91m que igual jugaba de central que de lateral derecho contrajo una mononucleosis infecciosa antes de que los médicos le diagnosticaran una rara y grave enfermedad del sistema nervioso que lo dejó postrado en una silla de ruedas. "Me había convertido en otra persona. Me di cuenta de lo hermoso que es jugar al fútbol y de lo rápido que puede acabar", declaró el jugador, 51 veces internacional con Alemania, con la que ganó la Eurocopa de 1996. Al no tardar en acudir a los médicos, aumentó las posibilidades de curación. Tras varios meses ausente, la afición de Anfield celebró su regreso por todo lo alto. El muniqués siguió disfrutando del fútbol en el Blackburn y en el Sttutgart, donde se retiró hace dos años. "Mi vida ha cambiado; antes me quejaba todo el tiempo. Ahora no".

Markus Babbel rodeado de jugadores del Stuttgart.
Markus Babbel rodeado de jugadores del Stuttgart.AP

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