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VUELTA RÁPIDA | Gran Premio de Australia
Columna
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Un abismo entre unos y otros

Este campeonato tiene varios problemas, pero tal vez uno de los más importantes sea la división que hay entre el cuarteto de pilotos que luchan por ganar carreras y el resto, que están a años luz de ellos y que tienen que esperar a que algún elemento en juego entre en escena para poder salir por la tele. Si una cosa ha quedado clara es que la Yamaha es la mejor moto de la parrilla, la más equilibrada de todas y la que permite un abanico de posibilidades más amplio en términos de puesta a punto. En cuanto a las demás máquinas, sólo Pedrosa es capaz de hacer que la Honda asome la cabeza en contadas excepciones, mientras que Stoner es el único que puede ganar una carrera con la Ducati porque los otros tres corredores de la marca italiana se dan de bruces con su agresividad.

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En primer lugar, esta circunstancia ocurre porque los equipos satélite no reciben el mismo trato que los oficiales, como es normal. Hasta cierto punto es comprensible, aunque no puede ser que haya tanta diferencia entre unos y otros. Por más que Randy De Puniet le pida a Honda un chasis nuevo, diferente al que emplea Pedrosa, la marca no se lo dará porque suficientes problemas tiene con sus dos pilotos oficiales. En este caso, Dovizioso ya está trabajando en la moto del año que viene, porque no tiene nada que hacer en este campeonato mientras que Pedrosa aún pelea con Stoner por terminar en la tercera plaza. Dovi ya emplea las horquillas Öhlins, las que llevarán las Honda en 2010, mientras que Dani aún equipa las Showa. En estas máquinas, colocar una horquilla distinta afecta radicalmente al comportamiento del conjunto, y eso, unido a otros parámetros técnicos y al potencial que tienen unos y otros corredores, son los factores que generan estas diferencias en los tiempos. Es evidente que la Honda está construida para Pedrosa, porque es una moto muy pequeña. A la vez, la fábrica sabe que el año que viene llegará Simoncelli, que es 30 centímetros más alto que Pedrosa, y eso hace imposible que los dos puedan ir rápido sobre la misma moto.

Dovizioso ya ha visto varias veces cómo su moto no aguantaba su presión a la entrada de un viraje, perdía el tren delantero y lo llevaba al suelo, y ha decidido que no se arriesgará más de la cuenta hasta que no le den una moto nueva.

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