Decreto
El gobierno andaluz tiene intención de aprobar este martes un decreto sobre la Ley de Cajas de Ahorro en el que se introducen las modificaciones necesarias para dar encaje legal a la fusión de Unicaja con Cajasur y Caja de Jaén. La intención es que el texto cuente con el apoyo del PP e IU o, cuanto menos, que no se opongan al mismo. En todo caso, lo cierto es que tal y como aquí se apuntó en su día, desde el Banco de España se apremia para que cuanto antes se den los pasos necesarios para una mayor estabilidad y fortaleza al sistema financiero en general y al de las cajas, en particular. Y en ese escenario no caben ya más veleidades en torno a la necesidad de mantener determinadas singularidades de la Iglesia.
El decreto que verá la luz esta semana destierra, definitivamente, los privilegios que pretendía mantener el Cabildo cordobés y atiende así a lo planteado por parte de Braulio Medel para que no se encorsete innecesariamente el crecimiento ordenado de las entidades y su consolidación futura.
Así que no hay tiempo que perder y con acuerdo o sin él, la reforma saldrá adelante. De ser así, nadie podrá evitar que esta operación suponga un tanto a favor de los actuales gobernantes y, en especial, del presidente andaluz, José Antonio Griñán, siempre obsesionado con contar con un poderoso instrumento financiero en nuestra comunidad recurriendo, eso sí, al diálogo y al consenso, pero con mano firme.
No está nada mal con la que está cayendo. Precisamente, de eso se trata. De poner en marcha actuaciones encaminadas a salir de la mejor manera posible de la actual crisis que vivimos. En definitiva, no hay que perder el tiempo en perseguir fantasmas, en dimes y diretes que diría Chaves. En este sentido, haría bien Griñán en echar más cuenta a su amigo, al ex presidente andaluz, antes que a algunos aprovechados y aprendices de brujo que tratan de romper el actual estado de cosas por no encontrarse reflejados en el mismo. Es lo de siempre: quieren alcanzar el puente de mando por la puerta de atrás sembrando diferencias realmente inexistentes. El inexplicable episodio vivido no llega ni siquiera a parecerse a una refriega sino, más bien, a un juego de señoritos ociosos, a un debate de salón al que determinados personajes son tan aficionados. Por el contrario, toda la inteligencia y esfuerzo deben dirigirse hacia otro lado como es el que marcan las preocupaciones diarias de los ciudadanos y que son muchas, por cierto.
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