¿Pasta de dientes de ajo y guindillas congeladas?

Guindillas y pimientos de Gernika fritos y congelados que saben como recién hechos, ajos por un tubo (como pasta de dientes), sal de un lago del desierto de Kalahari, aperitivos de cuscús en vasitos individuales, pétalos congelados de pulpa de limón, una vinagreta con fórmula de la antigua Grecia, frutas frescas en barrita, salchichas de atún, salsas zulúes, aceite y mayonesa de cannabis, bebidas que relajan, desintoxican o dan marcha, una máquina que hace 100 pizzas en cinco minutos, un food hotel o gastroedificio...

Si el arte tiene una bienal, la comida y la bebida tienen la suya. Se llama Anuga y se celebra en Alemania, centro estratégico de negocios y distribución. La vanguardia del mundo comestible, lo que se verá en supermercados y tiendas gourmet y lo que llegará a casas y restaurantes, se ha concentrado este año del 10 al 14 de octubre. Colonia ha sido escenario de la 30ª edición de esta feria de ferias, que ha concentrado 10 áreas: de lo orgánico a lo congelado, de la delicatessen al catering, la carne, el pescado, las frutas y vegetales, lo último en bebidas, tecnología y empaquetado, alimentos halal (islámicos) y kosher (judíos)... Una catarata de propuestas en 304.000 metros cuadrados, con más de 6.500 expositores de un centenar de países (Italia a la cabeza, con un millar de empresas). Y todo ello con una reivindicación de las diferencias regionales digeridas por los paladares internacionales. La glocalización, producir local pero pensar global, es lo que manda. Si hay que hacer en Girona un embutido para musulmanes, se hace.

Países como Suráfrica, Marruecos o Egipto y americanos como Argentina, Chile, Perú o Ecuador han vestido de forma atractiva productos que rompen la barrera de lo exótico para ser cotidianos. Lo mismo ha hecho Turquía, el país invitado de Anuga 2009: de los dulces baklava a las aromáticas especias o los pistachos de agricultura orgánica.

Lo más visto: aceitunas y aceites de todo tipo. El de oliva, omnipresente. Italia, Portugal y Grecia rivalizando con España, primer productor mundial y exportador a más de 100 países. Las propuestas de producción ecológica y artesana han arrasado, así como los congelados de alta calidad (las guindillas elaboradas por tres empresas vascas han sido primicia mundial).

Junto a diseños galácticos y minimalistas, las formas antiguas como sinónimo de confianza, para atraer con la memoria de lo casero, triunfan en los envases que vienen.