Más sobre el himno nacional

Vuelvo sobre el Himno nacional al que me refería en la columna del martes día 13 de octubre, después de las precisiones de la directora del Cedoa, M. Luz González Peña, que aparecieron en la sección de Cartas del jueves día 15. La primera referencia que figura en el Boletín Oficial del Estado sobre el Himno nacional es la del Decreto 226, de 23 de febrero de 1937. En su preámbulo dice que "las músicas nacionales volvieron por lo que era español y tradicional y la Marcha Granadera alzó sus notas en las plazas, iglesias y catedrales recogiendo el entusiasmo de lo que por ser himno de España no debió jamás adscribirse a formas de Gobierno a que no estaba unido". A continuación declara Himno nacional la Marcha Granadera. En esa misma disposición se declaran Cantos nacionales los himnos de Falange, de Oriamendi y de la Legión. Preceptúa también cómo habían de escucharse estas músicas con el saludo reglamentario por los militares de uniforme y con el brazo en alto por cuantos vistieran de paisano. Otro decreto, de 17 de julio de 1942, reitera lo anterior para los que hubieren permanecido "bajo dominio rojo".

Sobre que la Marcha real sea obra de Manuel Espinosa de los Monteros, a quien se la atribuye Andrés Ruiz Tarazona, discuten los autores sin que la doctrina al respecto haya quedado pacificada. Por ejemplo, en una respuesta parlamentaria del ministro de la Presidencia fechada el 17 de enero de 1994 se considera que el origen era una antigua marcha que el rey de Prusia regaló a Carlos III. En todo caso, en el año 1942 el músico Bartolomé Pérez de las Casas inscribió a su nombre en la SGAE los arreglos que había introducido y devengó derechos cada vez que se ejecutaba. A partir de la respuesta mencionada del Gobierno, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando hizo un encargo al director de la Banda de Alabarderos, Francisco Grau Vergara. El Estado nacionalizó entonces el Himno y adquirió los derechos, a tenor del Real Decreto 2027/1998, donde se incluyó por primera vez la partitura resultante.