Ceremonia de la culpa

El debut cinematográfico del actor y director teatral Ferran Audí hace gala de la misma temeridad que distingue sus propuestas escénicas. Audí ha sido alguien empeñado en trasladar al espacio teatral la mórbida poesía de La parada de los monstruos (1932) o en elaborar un espectáculo propio a partir de un clásico de la ciencia-ficción literaria como Flores para Algernon, de Daniel Keyes.

Aquí también parte de material ajeno: The frost se inspira en el Pequeño Eyolf, de Henrik Ibsen, con alguna interferencia de Mrs. Affleck, de Samuel Adamson -responsable de la versión teatral de Todo sobre mi madre (1999)-. En Mrs. Affleck, Adamson revisitaba Pequeño Eyolf en clave irrespirable -el crítico de The Daily Telegraph aconsejaba evitar el montaje como si fuera una plaga a todo espectador bajo de ánimo- y hacía explícitos esos subtextos incestuosos y esa relación directa entre placer sexual y culpa que Ferran Audí absorbe en su heterodoxa propuesta.

The frost es ambiciosa y arriesgada, pero también fallida: su pintoresco sentido del montaje y sus giros tonales -donde un recurso efectista marca Spielberg puede preceder a la extraordinaria escena, casi bergmaniana, de la conversación entre hermanos tras el funeral- no ayudan al cineasta a conquistar un destino concreto.