Polo Aledo, más allá de la barrera del sonido
La desaparición de Polo Aledo -fallecido en San Antonio de Los Baños (Cuba) el pasado 30 de septiembre, a los 52 años, a causa de un infarto silencioso y fulminante- es un drama en todos los aspectos, como toda desaparición de alguien querido por su proximidad o por admiración. Para mí, Polo, nacido en Madrid el 13 de diciembre de 1956, era un inventor. Un explorador del sonido en su vertiente más creativa, la de ponerle contexto al sonido de una imagen. Parece algo automático, mecánico, que viene dado en rodaje, pero no es así. Polo se inventó su trabajo, su contexto personal en algo que tuvo el espejismo de industria allá a mediados de los años noventa. Fue precursor junto a su hermano Iván en buscar más allá de la mesa de montaje referencias, ideas impulsivas y, sobre todo, poner cine en las imágenes de otros, casi siempre amigos y fieles que les admiraban a cada reto.
Fue un explorador en ponerle a las imágenes del cine su contexto sonoro
Eran días de creación e ilusión. Fernando Garcillán en Sogecine los incorporó al equipo estable de dos obras maestras de Medem (Tierra y Los amantes del Círculo Polar), también alquimista de aventuras artísticas y populares. Con Polo hice mis primeras escuchas y descubrí los sonidos de la suerte de Intacto, la ópera prima de Juan Carlos Fresnadillo en la que los experimentos se hicieron con y sin gaseosa; los sonidos del silencio en A los que aman, de Isabel Coixet; los abismos de pasión en Lucía y el sexo, y la hipnótica Caótica Ana.
Como mis adorados Phil Spector o Brian Wilson en sus estudios de la dorada California allá por los sesenta, creó una dinámica ilusionista de trabajo, basada en lo nuevo, lo experimental, lo que no tiene barreras, y ahí están otras obras de amigos y cineastas para demostrarlo. Polo, y por supuesto su equipo, cinco veces nominados a los Goya y vencedores en una ocasión, son responsables de que nos detengamos por un momento en los sonidos de un día semanal para un parado en Los lunes al sol, los sonidos en la cabeza fantasiosa de un adolescente en la fantástica El corazón del guerrero o cualquiera de los trabajos para Gracia Querejeta, Fernando León, Miguel Bardem, Álvaro Fernández Armero o Emilio Martínez Lázaro, entre muchos otros, huérfanos ahora.
Hace cuatro semanas, antes de viajar a Cuba, Polo nos presentó en la oficina de Apaches su nueva aventura ultrasónica, en forma de equipo y estudio. Estaba adaptándose con el optimismo que le caracterizaba a unos tiempos que no le han esperado. Polo Aledo murió en los alrededores de la escuela donde desvelaba sus secretos a futuros editores de sonido.
Echaré de menos su capacidad para sortear el mal rollo y la tensión acumulada en tantas horas de postpo, con una mueca acompañada de un sonido gutural muy característico, con la habilidad de hacer tiempo para colarnos el sonido definitivo.
El suyo propio.
Enrique López Lavigne es productor de Apache Films.
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