"Mi objetivo no es ajustar cuentas; hay que mirar al futuro"
Morgan Tsvangirai, primer ministro de Zimbabue, es un hombre optimista. Asegura que después de siete meses de Gobierno democrático "el pueblo ha recuperado la esperanza". Ganó las elecciones presidenciales en junio de 2008 después de ocho años en la oposición, meses en la cárcel y varias palizas, pero el régimen de Robert Mugabe lo impidió con un fraude masivo denunciado por los observadores internacionales. Tras meses de inestabilidad, con el país consumido por la hiperinflación y el colapso de la economía, los dos viejos rivales se vieron obligados a firmar un pacto de cohabitación. "El Gobierno que tenemos no es lo que votó el pueblo. No es lo que queríamos y, seguramente, tampoco es lo que quería el ZANU-PF [el partido de Mugabe], pero era la única solución".
Tsvangirai, de 57 años, se encuentra en España para recibir el Premio Internacional de la Fundación Cristóbal Gabarrón a una Trayectoria Humana 2009 y reunirse con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En esta entrevista realizada ayer en Madrid, el primer ministro reconoce trabas en el funcionamiento del Gobierno de coalición formado en febrero. "Hay problemas en los nombramientos de los gobernadores y hubo detenciones de diputados, pero existen unos compromisos firmados que hay que cumplir. Hemos creado comisiones para modificar la Constitución, elaborar una nueva ley electoral y aumentar la libertad de prensa. En estos meses de Gobierno, hemos frenado la caída de la economía y acabado con la hiperinflación. El colapso ha sido tal que ahora tenemos un PIB similar al de Lesoto y una esperanza de vida de 35 años. Aunque el cambio en estos meses es grande, quedan tres o cuatro años hasta alcanzar el nivel de 2000 [antes de la ocupación de las granjas]. La gente percibe las mejoras y esto beneficia a Zimbabue y a mi partido [Movimiento para el Cambio Democrático]. Lo notaremos en las próximas elecciones".
"Las relaciones con Mugabe son correctas. Hay unos acuerdos firmados que cumplir. Él tiene la edad que tendría hoy mi padre. En África existe la dignity, un concepto que no entienden los europeos: el respeto que se tiene por la gente mayor. No sé si Mugabe se retirará o se volverá a presentar a unas elecciones; no es una pregunta para mí, sino para él".
"Para que exista justicia se tiene que saber la verdad, pero no es nuestra intención mirar hacia atrás y exigir cuentas; hay que mirar hacia el futuro, ése es el objetivo de los acuerdos", asegura.
El primer ministro cree que otro de los problemas de Zimbabue es su imagen de paria internacional que proyecta. "La imagen de Zimbabue en el mundo no es buena, es la del asalto a los granjeros blancos, pero Zimbabue ha cambiado y los turistas vuelven a visitarnos. Volverán también los inversores. Sólo necesitan estabilidad política y seguridad jurídica".
Tsvangirai cree que la crisis económica mundial les ha perjudicado, pues limita la acción de la ayuda internacional, pero se han beneficiado por los movimientos políticos. "Mugabe entiende perfectamente lo que ha sucedido en el escenario internacional. La presencia de [Barack] Obama en la Casa Blanca representa un gran cambio, igual que la de [Jacob] Zuma en la presidencia de Suráfrica. Él es un hombre muy directo y claro, pero también pragmático. Es el primer interesado en que Zimbabue prospere porque tiene tres millones de zimbabuenses refugiados en su país".
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