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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El miedo al 'turismo gorrón'

Las recientes declaraciones de Juan Carlos Rodríguez Ibarra en la cadena SER en las que reivindicaba una sanidad sólo para los españoles y su posterior artículo en EL PAÍS sobre "el turismo gorrón" han suscitado inevitablemente una gran polémica.

Nada hay que objetar al planteamiento de un debate sobre aquellos aspectos de nuestro sistema sanitario que necesitan ser mejorados. Lo que sorprende son los términos en los que se plantea ese debate.

1. Para empezar el discurso de Rodríguez Ibarra, que tan crítico ha sido siempre con los nacionalismos, es inequívocamente nacionalista, en este caso, español. Lo grave es que este planteamiento resulta muy peligroso, más en tiempos de crisis, al alentar la desconfianza de los nativos españoles frente al que viene de fuera. Es cierto que él circunscribe el abuso que denuncia a ciudadanos europeos (blancos -rubios, seguramente- y "ricos"), pero es evidente que al despertar este recelo en la población española las primeras víctimas son los extranjeros extracomunitarios (muchas veces no tan blancos y "pobres").

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2. Además, su razonamiento comparte con el discurso neoliberal la identificación del fraude como un mal propio de los servicios públicos. Es verdad que, a juicio de Rodríguez Ibarra, la corrección de este tipo de prácticas persigue la reducción del gasto, mientras que los neoliberales utilizan la constatación del fraude para poner en cuestión la dimensión de lo público. Pero es ingenuo no pensar que de este modo se transmite el mensaje, sea o no la intención, de que los problemas de la sanidad pública tienen que ver con la afluencia de extranjeros, y no con la escasez de recursos y, sobre todo, con políticas privatizadoras como la desarrollada en la Comunidad de Madrid.

3. Y, en tercer lugar, es un discurso que denota una concepción algo arcaica de la idea de la ciudadanía y de su dimensión social. Y que, en este sentido, tiene dos graves consecuencias. De un lado, esta nueva versión del "fontanero polaco" refuerza la desafección de los ciudadanos hacia la Unión Europea y con ello contribuye a entorpecer el proceso de integración política. Y, de otro lado, en el plano nacional puede hacer un flaco favor a la cohesión social y territorial de nuestro país. Y es que no hay que olvidar que buena parte de las políticas sociales son desarrolladas en el ámbito autonómico y que, en buena lógica, este tipo de denuncias del "gorrón" tienen una fácil traslación a ese nivel. Preocupémonos menos del "turismo gorrón" y trabajemos más por una ciudadanía plena.

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