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VI Congreso del PSE-EE

López advierte que "ahora llega lo más complicado"

El reelegido secretario general apuesta por "estar a la altura de un país que necesita del socialismo vasco"

Eran las cinco de la tarde cuando Patxi López subió al escenario del Palacio Euskalduna como nuevo secretario general del PSE. Estaba cantada su reelección, pero el lehendakari no pudo ocultar la sensación de "orgullo" en su rostro. Poco le duró. Enseguida cambió por una expresión conjunta de "humildad" y "reto". "Alguno pensará que ya está todo hecho, pero nada más lejos de la realidad. Ahora llega lo más complicado", advirtió el máximo mandatario socialista, en un claro intento por evitar la relajación de sus bases.

"Llegar es fácil, lo difícil es mantenerse", insistió ante el clamor de los más de quinientos delegados presentes. Lejos de celebrar su éxito personal y en alusión al partido, López recalcó que el objetivo pasa ahora por "demostrar que merecemos estar donde hemos llegado, que sabemos mejorar". "Tenemos que estar a la altura de un país, de una sociedad, que necesita del socialismo vasco para salir adelante", espetó el secretario general, antes de anunciar su intención de renovar la ejecutiva con "la mejor de las voluntades".

"Somos la formación más cohesionada de nuestra propia intrahistoria"
"El pacto con el PP está funcionando, pero no cierra la puerta a nadie"
"El PSE es un partido de Gobierno, su apoyo, pero no un mero apéndice"
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López urge a que se extienda el cambio

Fue una intervención breve que sólo sirvió de epílogo a su prolongado discurso de la mañana, en el que el lehendakari ya avanzó que "habrá gente nueva" en la dirección que saldrá elegida hoy. "Porque este partido debe estar en permanente renovación, debe incorporar a personas que asuman responsabilidades y las ejerzan, demostrando que tenemos por delante un brillante futuro", argumentó. No quiso olvidarse, aún así, de los socialistas que "llevan ya tiempo en la ejecutiva", algunos de los cuales "continuarán".

Durante su alocución, López hizo un completo y optimista repaso de la situación del socialismo vasco. Definió a su partido como "el más unido y cohesionado no sólo de Euskadi, sino también de la intrahistoria del PSE", y dijo que ha sido capaz de "conectar" con sectores que parecían "vedados", como la economía o el euskera. Atribuyó a los suyos un cambio que se atrevió a denominar como "la revolución de la normalidad" y, no exento de ironía, se preguntó por "las broncas", los "planes de división" y los "conflictos artificiales" que muchos "críticos" les achacaban "hace cuatro meses".

Tras felicitar a los "votantes" y a "quienes sienten orgullo al decir que son socialistas vascos", el reelegido mandatario reconoció que las cosas, en lo que a economía se refiere, "están mal". "Nosotros no contamos quimeras, porque reconocer un problema es el primer paso para encontrar respuestas y soluciones", afirmó. En este sentido, aludió al trabajo ya realizado en materia de "diálogo social", con empresarios y sindicatos, y de "diálogo educativo, sanitario, institucional...". Esfuerzos que "están dando sus frutos". Aún así, pidió un acuerdo institucional para que "Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos" cuenten con unos presupuestos "a la altura de la crisis".

López abordó el tema de las competencias vascas y se mostró comprometido con su defensa. En este sentido, avanzó su convencimiento de que el Congreso apoyará el blindaje. Y habló de alianzas para definir el acuerdo con el PP como "el certificado de defunción de las políticas frentistas en Euskadi". "Está funcionando y tiene voluntad de mantenerse toda la legislatura", avisó, pero recordó también que "no cierra la puerta a nadie, sino que las abre para todos". "También para un PNV que hoy se siente obligado a escenificar una voluntad de pacto con el Gobierno, después de asegurar que no nos iba a dar ni agua".

En el horizonte marcó el reto de las próximas elecciones municipales y forales de 2011 como una oportunidad de refrendar, aunque en una primera lectura, el Gobierno del cambio. Y con esas miras, el lehendakari apuntó la necesidad de definir la personalidad del PSE respecto a su propio Ejecutivo. "Éste es un partido de Gobierno, el mejor apoyo que puede tener, pero no puede ni debe ser, de ninguna manera, un mero apéndice".

El secretario general de los socialistas vascos culminó su intervención con un órdago. "Somos un partido con 125 años de historia y tenemos que estar orgullosos de ello, pero estoy convencido de que tenemos más futuro aún por delante".

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