Sin líder no hay recuperación
Empresarios y directivos apelan a los proyectos a largo plazo para salir de la crisis
Difícilmente se puede definir a un buen líder sin enumerar características y adjetivos que ocuparían párrafos y más párrafos. Sus cualidades han de ser tantas que hay quien las compara con las del príncipe azul que busca toda mujer. ¿Es posible encontrarlo? Y lo más importante, ¿tenemos en España líderes como para salir de la crisis económica que vivimos?
La respuesta, a cargo de Jordi Pujol, es la siguiente: "En el mundo empresarial hay algunos grandes líderes. Ellos han hecho que empresas como Telefónica, algunos bancos, eléctricas y constructoras se conviertan en multinacionales y figuren entre las primeras del mundo. Esto no se podría hacer sin liderazgo. En la política, en cambio, donde se sabía desde hace tres o cuatro años que el modelo económico implantado no era bueno, se ha seguido jugando a la carta de la alegría. Sin previsión alguna. Por eso es un poco tarde para atajar los problemas de inmediato. Tendremos dos o tres años malos, pero luego se solucionará porque España tiene potencial económico, si no domina la frivolidad". Sin explicitarlo, el ex presidente de la Generalitat de Catalunya más influyente tras 23 años en el poder se refiere a la falta de liderazgo del Gobierno de nuestro país, donde "la cultura del pelotazo, que se impuso en los años noventa, ha vuelto a instaurarse".
Los dirigentes deben cambiar para generar confianza en la sociedad
Pujol es el titular de la Cátedra de Liderazgos y Gobernanza Democrática de ESADE, que esta semana ha celebrado su jornada anual de reflexión en el monasterio barcelonés de Sant Benet de Bages, de Caixa Manresa, donde se han congregado cerca de 70 conocidos empresarios, directivos y políticos para debatir sobre los tipos de liderazgo que necesita la empresa española para superar la recesión. Su consejo a todos ellos es que sean capaces de mantener la confianza de los demás, tal y como ha hecho Obama en Estados Unidos. Y justo lo contrario de la actuación improvisatoria practicada por Rodríguez Zapatero, como dijeron algunos, eso sí, sin mencionarle expresamente.
Quizá por eso el presidente de Abertis, Salvador Alemany, tenga claro que los empresarios españoles necesitan fundamentalmente "creer en el país", lo que implica comprometerse con el proyecto España, "que no puede estar delegado sólo en los políticos. Tenemos que comprometernos y dar soporte a nuestros gobernantes". "Con el objetivo de generar empleo". "Lamentamos que nos faltan líderes, pero a los empresarios nos falta implicación y disposición". Es consciente de que hay que tirar del carro para "empezar un nuevo proyecto", igual que otros participantes en estos dos días de reflexión, que han entonado su parte del mea culpa, compartido con la sociedad en su conjunto y los políticos.
Una conclusión clara: hay que mirar hacia delante, acabar con la desconfianza y empezar a construir el futuro. "Nuestra economía se ha pasado de frenada. Hemos consumido demasiado y ahora hemos de afrontar la transformación", dijo el consejero de Economía del Gobierno vasco, Carlos Aguirre. "Nunca nos ha hecho tanta falta como hoy la credibilidad. Sin ella no hay liderazgo. Por eso es tan importante que los dirigentes den ejemplo", aseveró su homólogo catalán, Antoni Castells.
"Resiliencia", que diría Alemany, refiriéndose a uno de los vocablos más de moda en el mundo de la psicología: "Es decir, la capacidad de resistir las crisis que siempre provocan cambios. Resistir no por resistir, sino por reinventarnos, por hacer cosas nuevas". Y eso es tener un proyecto, saber hacia dónde se va, otra de las conclusiones para políticos, empresas y ciudadanos. "La sociedad está deseando recibir un mensaje, que puede ser duro, pero que marcaría unos objetivos a seguir. Necesitamos un pacto global para salir de la crisis; aunque tengamos una orfandad importante de líderes políticos, sí los hay empresariales", afirma el profesor de ESADE Francisco Longo.
Con un cambio en la actuación de los dirigentes podremos sobrevivir. Hay que evitar las decisiones cortoplacistas que han movido a la empresa y sus dirigentes en los últimos tiempos. Ese sistema empresarial que el banquero Carlos March definió y criticó con contundencia: "Hoy vemos multinacionales en las que no existe un accionista de referencia y los consejos representan a accionistas que no se sabe quiénes son, las empresas están absolutamente en manos de los ejecutivos que las dirigen". Es la tecnoestructura. En la que "se han producido extraordinarios abusos por parte de algunos ejecutivos que se deben castigar". "Tiene que haber límites para impedir que la codicia del sistema financiero se lleve al extremo", aseguró el responsable de Banca March.
Iván Martén, de Boston Consulting Group, puso sobre la mesa las conclusiones de un estudio sobre los líderes que han fracasado en la crisis actual. "Reúnen tres características: son visionarios, aparecen en los medios de comunicación tres veces más que sus homólogos de la competencia y perciben unos incentivos muy fuertes en stock options. Ante cualquier problema, lo que hacen es cambiar la contabilidad interna".
Ahora se necesita otro tipo de líder. Según dijo hace unos días a este periódico el presidente del Banco Santander, Emilio Botín: "Está demostrado que una sociedad, un país de futuro, necesita personas bien formadas, trabajadoras, emprendedoras y responsables socialmente, es decir, conscientes de que forman parte de una sociedad que debe trabajar para conseguir objetivos comunes". Ése es el dirigente que precisa España para crecer.
El perfil que viene
Ferrán Soriano, presidente de Spanair, dice que "toda crisis implica cambios y hace necesario un liderazgo fuerte", y éste se basa en adaptarse al equipo, no al revés". "La combinación de contenido técnico y capacidad de gestión de personas" es vital para los dirigentes. Partidario del liderazgo compartido, asegura que consiste en una dirección con tres papeles: el de visionario, que es el directivo de las ideas brillantes y que precisa del doctor No, normalmente el financiero, para ponerle los pies en la tierra, y de la espalda, el ejecutivo capaz de cargar con el peso del proyecto. Soriano tiene claro que "la clave del liderazgo es el equipo" y la comunicación es el único camino para explicar los despidos y generar confianza en la plantilla. "Spanair no tiene un ERE encima de la mesa. Sí necesidad de reestructurarse. Queremos hacerla rentable (ahora pierde 187 millones de euros) para luego poder crecer", afirma.
María Garaña, presidenta de Microsoft España y una de las siete mujeres participantes en el foro de ESADE, también cree en el equipo y la comunicación transparente. "Que es uno de nuestros diferenciales en la multinacional. No pensamos reducir personal. Ahora es vital la tenacidad y hemos de tirar y aflojar de nuestro equipo para motivarle y comprometerle". Su liderazgo se basa en "encontrar el balance entre la estrategia y la operación. Porque hoy el éxito se mide más que nunca en función de la competencia". En cambio, el de Salvador Alemany, de Abertis, radica en: "mucho trabajo, tratar de situarme en la posición de cada uno, tener información, escuchar y preocuparme por la anticipación".
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