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Los '700-euristas' griegos dan la espalda a las urnas

Los jóvenes que se echaron a las calles de Atenas en 2008 no esperan cambios

María Antonia Sánchez-Vallejo

Cuando mañana depositen su voto los 245.866 nuevos votantes del censo electoral griego -en su mayoría, jóvenes primerizos en las urnas-, puede que en las papeletas vaya implícita una advertencia: este sistema no nos vale, no nos tiene en cuenta. Es lo que vinieron a decir en diciembre, durante las revueltas que siguieron a la muerte de un adolescente por el disparo de un policía, hecho que desencadenó una contestación juvenil sin precedentes. Nueve meses después, y pese a la relativa presencia de jóvenes en los mítines de los principales partidos, la opinión generalizada de éstos ante el previsible cambio de rumbo político en Grecia se resume en eso, en un simple cambio de Gobierno.

"El mismo perro con distinto collar", dice Yorgos, de 28 años, licenciado en Agronomía en paro. "No dudo que Papandreu sea buena persona, pero se lo tragará el sistema, que es un rodillo", sentencia. "Papandreu es más de lo mismo, no va a cambiar nada con respecto al Gobierno de Karamanlis, sólo que Grecia se va a ir aún más a la mierda. Este es un país pequeño y no va a resistir la crisis", opina Stelios, licenciado en Económicas que trabaja como camarero. Su salario no llega a los 600 euros. "Ya me gustaría llegar a los 700, hasta podría compartir piso".

"La generación de los 700 euros es una creación del mercado, no existe porque sí", explica Thalia Dragonas, profesora de la Universidad de Atenas, en alusión al nombre que recibió el colectivo protagonista de la revuelta de diciembre. "Esa etiqueta tiene mucho que ver con estudiar y no encontrar luego trabajo, o encontrar uno de mala calidad; con un sistema que premia sólo a los mejores y no sabe hablar a los nuevos hombres y mujeres del siglo XXI en su propio lenguaje, porque se ha quedado obsoleto. Un sistema, en suma, esclerotizado". El sistema al que se refiere Dragonas es el educativo, aunque bien podría ser el político.

La juventud es uno de los segmentos más golpeados por la crisis en Grecia. Si el paro en el país pasará este año del 9% y se acercará al 10% en 2010 según las últimas previsiones, a quienes tienen entre los 18 y los 29 años el desempleo les golpea casi el triple, pues ya afectaba al 23% en 2007. El gasto público en educación es, según datos de 2005, de sólo el 4,4%, lo que sitúa a Grecia en el puesto 92º del mundo. La transición, en fin, entre las aulas y el mercado laboral no es precisamente fluida por la rigidez de las estructuras educativas y laborales, recuerda Dragonas, que subraya "la necesaria e inmediata reforma de la formación técnica y profesional, completamente preterida en el sistema".

Los jóvenes, en líneas generales, pasan mucho de los políticos y éstos, a su vez, se dirigen poco a los jóvenes. Los partidos que más referencias a la juventud contienen son el socialista, el comunista y Syriza, la coalición izquierdista. Las expectativas de voto de los ecologistas-Verdes pueden tener que ver precisamente con el descontento juvenil.

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