Órdago a todo

La realidad del Atlético no admite lugar a dudas: Abel Resino será destituido si esta noche se muestra incapaz de ganar al Zaragoza (22.00, La Sexta). "Es lo que hay. Llevamos tres puntos de 15 posibles y en el fútbol los que mandan son los resultados... Si no lo hacemos, apaga y vámonos", reconoce el cuerpo técnico rojiblanco. A la espera, una legión de entrenadores, con Quique Flores, Bernd Schuster y Víctor Fernández a la cabeza, aguarda impaciente la llamada de Miguel Ángel Gil Marín.

Como es habitual, al consejero delegado del club ni se le aguarda ni se le espera en el palco del estadio Calderón, donde la figura del presidente, Enrique Cerezo, volverá a concentrar el enfado de la grada. Razones hay de sobra: una plantilla descompensada, un director deportivo deslegitimado, el mal estado de forma de Agüero y Simão, el polvorín que montan Maxi y Reyes cada vez que no juegan... "El problema es que los resultados no llegan. Yo estoy convencido de que contra el Zaragoza vamos a iniciar la remontada. Espero que sirva como punto de inflexión", insiste Abel, al que sólo los tres puntos salvarían de la picota. Conseguirlos casi suena a quimera: el Atlético no gana un partido desde el 25 de agosto, cuando eliminó al Panathinaikos en la fase previa de la Liga de Campeones. Desde entonces cuenta cuatro empates (Racing, Apoel Nicosia, Almería y Valencia) y tres derrotas (Málaga, Barcelona y Oporto), siete goles a favor y 15 en contra.

La del estadio Do Dragão despertó tantos miedos que alguno de los componentes del cuerpo técnico se pasó la noche en vela. "La vida es muy injusta", insistió Abel de vuelta a Madrid; "no merecimos caer como lo hicimos en los últimos 15 minutos...". Más que la falta de cromos, el preparador considera que sus males dependen exclusivamente de la falta de puntería del grupo: "Llevamos ciento y pico remates entre la Liga y la Champions para siete tristes goles. Cuando el balón quiera entrar, volaremos alto de nuevo".