Werner Güra y Roger Vignoles, en un concierto redondo de lied

Extraordinario recital a cargo del tenor alemán Werner Güra y Roger Vignoles en el Ciclo de lied de Santiago. En programa, el Dichterliebe (Amor de poeta), op. 48 de Robert Schumann y los Mörike-lieder (Canciones sobre poemas de Eduard Mörike), de Hugo Wolf. Un repertorio idóneo para demostrar cómo el lied, cuando alcanza sus más altas cotas creativas, deviene en la quintaesencia del canto. En este sentido, le sucede con respecto al teatro cantado lo que a la música de cámara a la sinfónica: lo que se pierde en ambos casos en espectacularidad se gana en pureza musical y hondura de sentimiento. No en vano, los mayores creadores de lieder fueron fervientes lectores de la apasionada poesía romántica alemana. No deja de ser curioso que los de este concierto, aunque por razones distintas, acabaran sus días en un manicomio.

El canto de Werner Güra se podría definir con la palabra claridad; en la vocalización y en su voz, redonda, aterciopelada y expansiva, tiene ese punto exacto de penetrante en los agudos tan de agradecer en los tenores. La misma claridad fue decisiva en la traslación al auditorio por Güra de los sentimientos descritos en cada poema. La alegría del enamoramiento, el dolor de la separación o la desesperación por la infidelidad, volaron por el Principal en alas de la voz de Güra.

Vignoles fue la otra sólida mitad del concierto. Los preludios y postludios de la obra de Schumann tuvieron en sus manos todos los atributos que en la ópera tienen una obertura o un intermezzo orquestal. Su calidad técnica y su personalidad artística crearon en cada momento el ambiente más adecuado, como en su casi visual versión del Fussreise.