Más música y menos negocio
El sector pide una dirección artística valiente en el Palau de la Música
"Lo que ha pasado en el Palau es una vergüenza nacional, lo importante ahora es poner a su frente a una persona honesta", afirma con rabia contenida el compositor Joan Guinjoan, una de las figuras más respetadas en el mundo de la música contemporánea. Para evitar tanto desatino, Guinjoan considera "vital" la figura de un director artístico al frente de la programación propia del auditorio modernista. "Si miras la programación que ofrece ahora mismo, siempre aparecen las mismas obras, algo que me irrita profundamente. Me da pena reconocerlo, pero el Palau era más moderno y vanguardista cuando se inauguró que ahora, y en esta situación las administraciones tienen mucha culpa", asegura el compositor. "Hoy parece importar más en el Palau el negocio que la música, y esto debe cambiar".
El violagambista y director de orquesta Jordi Savall va más lejos y reclama acciones contundentes a las administraciones para que el Palau recupere la dignidad. "Sólo hace falta repasar la gestión del Palau en los últimos 30 años para darse cuenta de que no han organizado ni un solo evento musical, ni una sola propuesta artística lo suficientemente original y ambiciosa como para llamar la atención internacional", afirma Savall sin ocultar su irritación ante la dejadez de las administraciones en la cuestión. Para Savall, el objetivo más urgente "es hacer evolucionar el Palau dotándolo de un proyecto artístico innovador, con personalidad propia y una concepción artística que lo haga conocido y valorado en el extranjero no sólo por sus valores arquitectónicos, sino por la calidad y el interés de los conciertos que organiza".
Las palabras de Savall y Guinjoan reflejan la indignación por el saqueo del Palau de la Música, y también el desánimo general por la baja calidad de la oferta musical barcelonesa que, desgraciadamente, no afecta sólo al auditorio modernista. Resulta curioso, en este sentido, que ayer en la presentación del Manifiesto por el Palau de la Música Catalana, firmado por un grupo de 309 entidades y profesionales de la música, algunos reconocieron que si no habían hablado antes fue por miedo al poder absoluto de Millet. "Había miedo por este poder y por la gran influencia que tenía", reconoció a Efe Mònica Pagès, artífice del manifiesto. "Antes, la gente sabía pero callaba", concluyó el profesor de música Xosé Aviñoa.
Aunque la actual dirección del Palau de la Música está aún muy ocupada en desenmañar la trama de irregularidades, muchos profesionales consideran urgente que se abra ya el debate sobre el futuro artístico de la sala, especialmente porque elaborar una buena programación requiere mucho tiempo. Entre el sector hay coincidencia en que falta una dirección artística. Así opinan, por ejemplo, el violinista y pedagogo Emilio Moreno, el contratenor Carlos Mena y el flautista David Albet, quien señaló: "No se puede seguir programando de forma tan extraña". El público y la música, dicen, lo agradecerán.
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