Optimismo italiano
La pasarela de Milán se inunda de nuevas propuestas
Se respira optimismo en la Semana de la Moda de Milán. Mientras el G-20 busca soluciones para la crisis económica, los diseñadores ofrecen sus propias recetas para afrontarla en el mundo de la moda. Las fórmulas incluyen faldas por encima de las rodillas, siluetas femeninas, chaquetas entalladas, microshorts, culottes con materiales livianos y semitransparentes (gasas, organzas, tules, muselinas), estampados florales, bordados de cristales o metales y, sobretodo, color, mucho color, con brochazos dorados o plateados.
Miuccia Prada propone un contraste entre nostalgia y modernidad mezclando tejidos clásicos, como la seda, con poliéster en gris tiburón brillante, en bermudas estrechas con bajos cortados y sin rematar, chaquetas sin mangas, y microvestidos y faldas realizados con estampados digitales de fotos playeras de los sesenta, en tonos aguados amarillos, malva y azules. Dolce & Gabbana opta para su línea joven por vaqueros gastados, camisas, vestidos o minifaldas de volantes, que mezclan con chalecos, shorts y botas de flecos en ante color tostado. Jil Sander, de la mano de Raf Simons, juega con los cortes asimétricos y geométricos en chaquetas ajustadas con tules transparentes, en un juego sensual, hipersexy pero sofisticado. Donatella Versace utiliza hilos metálicos dorados para envolver cinturas anchas, adornar los escotes y hombros de cazadoras de cuero, y ribetear corsés o costados en minivestidos estampados turquesas y amarillo, o faldas de plástico verde, negro y amarillo a juego con bodies de flores. Tomas Maier, en su colección de Bottega Veneta, utiliza una paleta de marfil, blanco, amarillo y yema de huevo, además del azul y rojo, para una silueta arquitectónica a base de linos, tules, sedas y algodones, que drapean y envuelven el cuerpo de forma asimétrica pero dejando libertad de movimiento.
Giorgio Armani, tanto para su primera línea como para Emporio Armani, trata de rejuvenecerse con faldas tipo patinadora, la superposición de vestidos túnicas sobre culottes y el uso de estampados geométricos o de flores desenfocada. Abandona sus habituales tonalidades sobrias, como beige y gris, para dar paso a otras más desenfadadas y brillantes. Roberto Cavalli superpone vestidos vaporosos muy sueltos sobre pantalones más estrictos y combina bien con chaquetas masculinas o blusones.
Frida Ganini, de Gucci, apuesta por una línea más agresiva, ajustada y con toques de sadomasquismo para su colección a base de trajes tipo buceador o pantalones de esquí, vestidos ceñidos con cortes asimétricos, cazadoras entalladas, pantalones de cintura alta en negro, gris o blanco, y todo repleto de arandelas y tubos metálicos que aplica también a cinturones anchos y calzado.
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