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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El duelo de la viuda negra

Javier Vallejo

La comedia negra es la tragedia vista con perspectiva. En España y en el sur de Italia hay una tradición, proveniente de nuestro pasado barroco común, de iluminar lo trágico con luz humorística ultravioleta, para digerirlo mejor. La tragedia grotesca de Arniches, el esperpento valleinclanesco y los relatos de Rafael Azcona son ramas disparejas de un tronco al que también pertenece Manca solo la domenica (Sólo falta el domingo), adaptación escénica de un relato del libro de Silvana Grasso Pazza è la luna (La luna está loca).

Borina Serrafalco, su protagonista, siciliana demasiado alta y plana como para que ningún hombre de su pueblecito pida su mano, se ve obligada a casarse con Liuzzo Cataldo, un ebanista físicamente todavía más desafortunado que ella: tiene un eccema que le asquea. "Ambos llevaron sus defectos como dote de bodas", nos dice Licia Maglietta en funciones de narradora, antes de meterse en el papel de Borina y de ponerse a bailar con graciosa desgana su aburrimiento, durante un banquete de bodas que parece confirmar los peores augurios.

MANCA SOLO LA DOMENICA (SÓLO FALTA EL DOMINGO)

Basado en un relato de Pazza è la luna, de Silvana Grasso. Iluminación: Cesare Accetta. Vestuario: Katia Esposito. Música en vivo: Vladimir Denissenkov. Dirección, escenografía e interpretación: Licia Maglietta. Producción: Teatri Uniti. Madrid. Teatro Valle-Inclán (Sala Nieva). Del 25 al 27 de septiembre. En italiano, con subtítulos en español.

El relato de Silvana Grasso tiene el aroma de 'El pisito' y de 'El cochecito'

Matrimonio que tan mal comienza sólo puede acabar mal. A los ocho meses, Liuzzo se ve obligado a emigrar a Australia porque su negocio naufraga, y poco después deja de enviar noticias a su esposa. Como las cartas que le remite le vienen devueltas con el sello "destinatario desconocido", Borina empieza a acuñar la esperanza secreta de que su marido se haya muerto, y a comprar metros de pana, lana y seda negras para que cuando le den la esperada noticia, sea en la época del año que fuere, no le pille sin un traje de luto adecuado.

Es mejor no contar más de este relato lleno de giros y de recovecos, narrado y encarnado con gracia alada por Maglietta, punteado por la música vivaz del acordeonista ucranio Vladimir Denissenkov y puesto en escena con inteligencia espacial e imaginación por la propia actriz napolitana: media docena de paralelepípedos de metacrilato iluminados por dentro, una sábana y un Sagrado Corazón de Jesús tamaño gigante le bastan para sugerir las tumbas de los seis cementerios que recorre la viuda en ciernes, las calles del pueblo, la entrada de su casa, el comedor y la alcoba nupcial. La escena climática, con su marido en la cama, duplicado en el espejo interior del armario (no hay cama, marido ni armario, pero Maglietta nos hace ver todo eso y mucho más) es verdadera cumbre y celebración de lo macabro.

Muy bien sobretitulado en castellano, el relato de Silvana Grasso, ambientado en la segunda mitad del siglo XX, tiene el aroma de El cochecito y de El pisito (del que tenemos en el teatro Marquina una versión escénica con interpretaciones de aúpa de Asunción Balaguer y de Pepe Viyuela), más la vitalidad sorprendente de lo nuevo. Dan ganas de leer algo más de esta escritora que, por sus intervenciones televisivas colgadas en la Red, parece justo lo contrario del discretísimo Azcona, y de seguir al tanto de lo que Teatri Uniti, centro de producción napolitano que reúne a tres antiguas compañías enraizadas en el teatro laboratorio, anda cocinando. Los de Uniti produjeron también Magic People Show, el incisivo cabaré político que recaló el pasado abril en la sala pequeña del María Guerrero.

La actriz y directora Licia Maglietta interpreta <i>Manca solo la domenica.</i>
La actriz y directora Licia Maglietta interpreta Manca solo la domenica.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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