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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De lo crítico comprensible

A pesar del exótico prólogo más propio para inaugurar un pantano que para saludar una edición científica de un libro de danza, es una suerte contar en castellano con el texto de Lepecki, que desde su primera edición en 2006 ha despertado el interés de teóricos y participantes de las artes escénicas contemporáneas, su estudio, programación y disfrute.

Contra todo pronóstico, la introducción del propio Lepecki titulada La ontología política del movimiento se abre con una cita extraída de una recensión de la muy reputada (y admirada) Anna Kisselgoff en The New York Times fechada el 31 de diciembre de 2000 (más que una crítica, un resumen del curso). No es inocente la cita ni llamarla "veterana crítica". El lenguaje explícito de Lepecki, en su estilo, donde abunda la cita, la elipsis y las apreciaciones más crípticas (que pueden llegar hasta la verborrea por el entusiasmo) quiere abundar en el concepto clarificado por Kisselgoff sobre "lo espasmódico" en el ballet, un tema sobre el que volverá varias veces y de muy diversas maneras a través del texto. Lepecki desprecia la crítica convencional y sólo cede ante el análisis estético distanciado del producto escénico. Es una manera de verlo. Él lo defiende con toda su batería culterana. Y sólo a veces cede a conceder existencia al contrario.

Agotar la danza. 'Performance' y política del movimiento

André Lepecki

Traducción de Antonio Fernández Lera

Prólogo de Jaime Conde-Salazar Pérez

Edición del Centro Coreográfico Galego, Mercat de les Flors y Universidad de Alcalá

Madrid, 2009. 248 páginas. 19,90 euros

Observador atento, buscador de significados laterales, Lepecki tiene en Agotar el movimiento algunos estudios brillantes, como el espacio que dedica a La Ribot, describiendo a la artista española a partir de la presentación en la Tate Modern londinense de una serie completa de sus Piezas distinguidas con una duración de más de tres horas. De la circunstancia, el análisis se eleva a la disección del estilo no sin cierto (y discutible) matiz posestructuralista. Su pasión por el descentrado (la atomización de cualquier centro expositivo desde la danza), su manera de abordar el metafórico esencial de la escritura de la danza a partir de la Orchesography de Arbeau, o cómo llama la atención sobre personalidades rupturistas (como Meg Stuart), o la retractación espacial en Trisha Brown, llaman al debate y a la confrontación, a la revisión y a la reordenación de la información a la luz de unos códigos posibles que no quieren clasificar sino situar en perspectiva prismática el acontecer escénico contemporáneo. La esmerada traducción, que evidentemente ha sido difícil, permite al lector en castellano abordar complejas proposiciones y asuntos de análisis de ese mundo cambiante y autodinamizado: la danza

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