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Medidas contra la crisis

Bruselas presenta un plan de control financiero para evitar nuevas crisis

La Comisión quiere aportar al G-20 un modelo de respuesta coordinada

Sacudida todavía por un año de crisis financiera, la Comisión Europea presentó ayer un paquete de medidas para supervisar el sector financiero en el continente y "proteger a los contribuyentes europeos de una repetición de los días negros del otoño de 2008", en palabras de José Manuel Durão Barroso, presidente del Ejecutivo comunitario.

La Unión se presenta como la primera en plantear el modelo a seguir a la hora de ofrecer remedios a escala global mediante la creación de un Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (CERS) y de un Sistema Europeo de Supervisores Financieros (SESF). Este sistema federa y da mordiente a las autoridades que ya tutelan la banca, los mercados financieros y los seguros. Todo el paquete debería ponerse en marcha en 2010.

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Múltiples reuniones a escala global y europea cristalizan ahora en medidas de cooperación orientadas a reforzar la estabilidad financiera en la Unión; garantizar que las mismas reglas técnicas se apliquen en todas las latitudes; identificar cuanto antes los peligros que acechan al sistema, y permitir una acción conjunta más efectiva en situaciones de emergencia y en la resolución de hipotéticos desacuerdos entre los supervisores. En una palabra, nace una especie de policía supranacional del sistema financiero europeo.

Europa alumbra esta estrategia conjunta y en su calidad de primigenia, como señaló ayer Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos y Financieros, llega con vocación de ser el modelo a seguir por el G-20, previa discusión en Pittsburgh, según adelantó Barroso.

El Consejo Europeo de Riesgo Sistémico se crea para observar y valorar la estabilidad del sistema financiero en su conjunto. Deberá alertar sobre los riesgos sistémicos que puedan estarse acumulando y, llegado el caso, realizar recomendaciones de actuación. Una especie de Fondo Monetario Internacional, pero sin dinero. Interrogado Almunia sobre qué aporta el CERS a un sistema que ya en el pasado vio a la Comisión hacer advertencias sin particular efecto, respondió que ahora se incrementará la credibilidad de los avisos y, sobre todo, la crisis sensibilizará a todos los agentes ante cualquier señal de peligro. Confía también el comisario en que la reacción de los mercados ante semejantes amonestaciones sea otro elemento que incite a la cautela.

Más trascendente, por su potencial evolución como controlador comunitario, es el Sistema Europeo de Supervisores Financieros (SESF), que llega para tutelar la supervisión nacional de las instituciones financieras mientras éstas trabajan codo con codo con las tres nuevas autoridades supervisoras europeas especializadas en banca, mercados financieros y seguros. Estas neonatas autoridades son una promoción de otros tantos comités ahora de carácter consultivo. Las autoridades tendrán nuevas competencias, entre las que figurarán la de elaborar normas técnicas o resolver los conflictos que puedan plantearse entre distintas autoridades nacionales cuando la legislación prevea que debe cooperar para llegar a un acuerdo.

Los líderes europeos apalabraron los grandes principios antes del verano, pero la letra pequeña ha de pasar aún por el cedazo de los Gobiernos y del Parlamento Europeo. Los especialistas aventuran acaloradas discusiones, en primer lugar, con un Reino Unido muy celoso de la primacía de la City como capital financiera europea y muy suspicaz con los poderes que se les piensan atribuir a las tres autoridades supervisoras europeas. Londres se puso la venda antes de la herida y logró que tales atribuciones no se inmiscuyan en los presupuestarios de los Estados.

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