La policía francesa arrasa el mayor campamento de 'sin papeles' de Calais
Detenidos 278 inmigrantes clandestinos en el desmantelamiento de la 'jungla'
A las siete de la mañana de ayer, medio millar de policías franceses cercaron el mayor y más famoso campamento de inmigrantes clandestinos de Francia, conocido como la jungla, enclavado en una zona boscosa cerca del puerto de Calais, y conminaron a sus pobladores a abandonarlo. Los inmigrantes, afganos en su mayoría, resignados, conocedores de su suerte desde hacía días, no opusieron resistencia. Pero a los más jóvenes (en el campamento habitaban 134 menores de edad) se les vio llorar con el miedo pintado en la cara por lo que les aguarda. Muchos esperaron la llegada de los agentes detrás de improvisadas pancartas en las que se podía leer, en inglés y en pastún: "Necesitamos un lugar para cobijarnos. Queremos el asilo y la paz. La jungla es nuestra casa". Algunos decidieron huir en el último momento y se perdieron en los bosques cercanos, antes de que les apresara la policía.
Al final, los agentes apresaron a 278 inmigrantes, entre los que se cuentan los menores. Los que opusieron resistencia fueron los 80 miembros de varias ONG que rechazaban la medida del Gobierno de Nicolas Sarkozy y a los que la policía apartó, a veces empleando la fuerza, para acceder al campamento.
Todo sucedió rápidamente, en una hora. Los inmigrantes fueron trasladados a centros de la región donde serán interrogados para decidir su destino. Los menores fueron internados en centros especiales. Para todos, según explicó hace días el ministro de Inmigración, Eric Besson, no hay más que tres posibilidades: conseguir el asilo político, la repatriación o la expulsión. Mientras, las tiendas de campaña, las casetas de uralita y cartón y las chabolas fueron destruidas a golpe de excavadora.
Los inmigrantes, que esperaban ahí una oportunidad para saltar a Reino Unido, conocían su destino desde el viernes. Por eso, la policía encontró muchas de las chabolas vacías. Hace tres semanas, en el campamento vivían cerca de 800 inmigrantes. Los que faltaban ayer huyeron a Bélgica, Holanda, cruzaron el Canal de la Mancha o se dispersaron por la zona, según las ONG. En Calais todavía existen varios campamentos con inmigrantes que aguardan la oportunidad de encontrar un escondrijo en un camión o en un coche de los que cruzan el mar a bordo de transbordadores.
Besson se felicitó por la operación y agradeció "la delicadeza" con la que la policía trató a los inmigrantes. "Se ha hecho todo con dignidad pero con firmeza", explicó.
Desde la izquierda le llovieron las más amargas críticas. Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista (PS) tachó la medida simplemente de "inhumana". Olivier Besancenot, el líder del Partido Anticapitalista, la tildó de "odiosa y electoralista, propia de la extrema derecha".
Una activista que opuso resistencia al desalojo, con lágrimas en los ojos, terriblemente afectada por lo que acababa de contemplar, exclamó: "Esto es indigno de un país como Francia".
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