'El Aleph' de Eugènia Balcells
La artista barcelonesa, pionera del arte conceptual, expone en el Santa Mònica
Eugènia Balcells (Barcelona, 1943) ha construido un artilugio fascinante: una serie de pantallas de cuatro metros de altura que giran sobre un eje y en las que tres proyectores de alta definición reproducen una multiplicidad de visiones en tiempos coexistentes hasta el infinito; es decir: un aleph. Esa pieza excepcional, en sí misma un desafío tecnológico en la que ha invertido dos años de trabajo, forma parte del proyecto Freqüències con el que abre su temporada de exposiciones la última reencarnación del Arts Santa Mònica, de Barcelona.
Pionera del arte conceptual y del videoarte, Balcells tiene una extensa y poliédrica obra, reconocida internacionalmente, realizada con todo tipo de soportes, desde la fotografía a las instalaciones, filmes, vídeos y performances, pero prefiere no ensimismarse revisitando su producción. "Trabajo en el presente, en este siglo, en este momento", dice. Ha pasado mucho tiempo desde que llegara a Nueva York, el verano de 1968, en plena efervescencia contracultural y del movimiento contra la Guerra de Vietnam. O desde que sorprendiera al mismísimo Jonas Mekas con su filme Fuga. Lo importante, insiste, es el ahora y cómo utilizar el arte.Para Balcells, lo más interesante de la práctica artística es que no tiene objetivos predeterminados. "En este momento histórico esto es muy importante si se utiliza bien, si vamos más allá de mirarnos el ombligo. El arte ha estado demasiado ensimismado y ahora es más que nunca necesario que mire hacia fuera, porque la imaginación es uno de los recursos que más necesitamos para salir del embrollo en el que nos encontramos". En su opinión, el arte debe ser el lugar de encuentro entre la ciencia, el pensamiento y la imaginación para buscar nuevos paradigmas de la realidad.
"Deseo que mi obra sea un lugar que concentre toda la memoria de todo"
La instalación que propone Balcells en Arts Santa Mònica (ASM) es básicamente una representación holográfica -tridimensional- de la realidad deslizándose sobre el tiempo, un eje sobre el que giran unas páginas y una serie de ranuras que producen el efecto de que coexistan simultáneamente tiempos y espacios diferentes. "Es como una especie de Aleph borgiano, con toda la modestia, un lugar que concentra toda la memoria de todo, todas las imágenes que se han hecho, todo lo que ha sucedido en un punto, en un lugar, una especie de axis mundi, un libro sin fin", explica.
Para ordenar la ingente cantidad de imágenes de que dispone -Balcells ha trabajado a menudo en proyectos de acumulación, como el de las postales de Barcelona que sigue instalado en uno de los muros del Fórum- se ha atenido al orden marcado por el espectro electromagnético, empezando con la vibración del rojo -la onda más larga y la vibración más lenta- pasando por todo el campo cromático hasta llegar al violeta, "que tiene la longitud de onda más corta y la velocidad más rápida".
Balcells ordena el mundo en el orden de los chacras hindúes. El rojo, explica, "son todos los fuegos iniciales, las lavas iniciales de la formación del planeta; también la sangre y el interior del cuerpo; por las ranuras de cuatro metros se podrán ver los fuegos y las imágenes de Carmen Amaya bailando en Los Tarantos".
"Subes desde el rojo, desde abajo, desde la fuerza del sexo; pasas al naranja, sigues por el amarillo, el plexo solar que es el Sol y también el alimento: los campos de trigo, el oro. Más arriba está el verde, que es el corazón y la naturaleza: los bosques, las plantas, las hojas. El cuello es turquesa, es la comunicación y las aguas, el mar y los ríos. Más arriba está el azul, la cabeza, la mente, el mundo de la creación de las geometrías. Y acabas con la noche, todas las ciudades del mundo por la noche. Y, finalmente, el violeta, ¿Qué hay violeta en la naturaleza? Cuatro flores, es la imaginación, y aquí ya tienes los fractales, los imaginarios, los sueños".
"Esto no se ha visto nunca antes", asegura Balcells, que utiliza tres proyectores de vídeo de alta definición con un programa muy complejo. "La realidad nunca se ha representado así, estoy haciendo una obra que es nueva en su tipo, no sólo nueva de contenido, sino que me he inventado el artilugio".
Con Freqüències, visitable hasta el 29 de noviembre, Balcells inaugura el espacio Laboratori, ubicado en la segunda planta del Arts Santa Mònica, dirigido por Josep Perelló y en el que confluirán ciencia y arte.
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