_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Deseo de cambio

Salvo Rajoy, que está en su papel, y pocos más de su alrededor, nadie se cree en este país que exista un deseo de cambio. Por el contrario, nos encontramos de momento en pleno período de deserción. Desertamos de la profesión, del matrimonio y del divorcio, de los adolescentes y de la educación, de los escaños parlamentarios, hasta los virus de la gripe disminuyen últimamente su capacidad de contagio. Como mucho pedimos árnica, es decir, deseamos que algún técnico o especialista, es igual que se llame Almunia o Pedro Solbes, sea economista, médico, cura o psicólogo, nos alivie un poco la situación y proporcione alguna esperanza. Pero nadie va al médico ilusionado y con deseos de cambiar, se va con la esperanza de curarse y volver a estar como antes. No hay nada más conservador que una persona insegura, con temor al futuro, solo desea seguir con sus rutinas y que todo siga igual, porque sospecha que cualquier cambio será a peor.

Por eso no es bueno seguir ahora con la propaganda del cambio, elecciones anticipadas o refundación del capitalismo, son anuncios que no apetece comprar, más bien suenan a amenaza. Otra cosa distinta será dentro de unos meses, cuando la situación esté más deteriorada o, con mucha suerte, un poco mejor. Entonces sí, entonces será el momento de desear un cambio, de ilusionarnos de nuevo con un grupo de políticos que impidan un retroceso mayor o que impulsen los indicios de mejoría. Por decirlo sin rodeos, para dejar de creer completamente en los que nos gobiernan necesitamos creer en que otros lo pueden hacer mejor y eso no ha sucedido todavía.

Para confirmar esta visión basta con observar el panorama valenciano. Es evidente un alto grado de insatisfacción, bastante desconfianza en el futuro y una actividad rutinaria con poca vitalidad. Sin embargo, no se percibe por ninguna parte deseos de cambiar nada, ni siquiera en los que gobiernan, que también prefieren estar a la espera de tiempos mejores o quizá peores. Desde luego, Benidorm no es ningún cambio, más bien parece un tema de accionistas mayoritarios en una empresa con un futuro incierto, muy incierto. De momento, la política valenciana desea seguir como estaba, como si no ocurriera nada de nada.

Es como el jugador de tenis que no quiere empezar, no tiene claro lo que puede ocurrir. Parece ensimismado mirando el suelo, rebota la pelota una y otra vez, la mira y la remira hasta que la cambia por otra, golpea la raqueta contra el talón de la zapatilla. A uno le entra miedo de que pueda ciclarse así durante horas. Pero no, de pronto se despliega, arquea el cuerpo, levanta el brazo y golpea con la raqueta. Pues eso, aquí lo mismo. Dejarán de contemplar el Estatuto de Cataluña, un martes y 13 para Obama y Zapatero, presupuestos generales, presidencia europea y, de pronto, comienza el juego.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_