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La Fira pacta realojar a 100 familias tras tres años de conflicto

Dos nuevos pabellones de Gran Via ocuparán el solar de las viviendas

Fira de Barcelona tiene ya allanado el camino para encarar la "nueva y definitiva" ampliación de sus instalaciones de Gran Via con la construcción de dos nuevos pabellones, que sumarán 40.000 metros cuadrados de exposición a los 200.000 que ya tiene este recinto a caballo de L'Hospitalet de Llobregat y Barcelona. La vía libre para las obras no ha sido tarea fácil para la sociedad que gestiona la ampliación, Fira 2000. Y menos fácil aún para las 108 familias que serán desalojadas de sus viviendas, que ocupan los solares donde se levantarán los dos nuevos palacios feriales. Han sido tres años de negociaciones que ambas partes califican de "complejas", pero ya hay fumata blanca para reubicar a las familias.

La Fira construye un barrio casi clónico del de los vecinos afectados

Faltan seis, que han dejado su vivienda y han cobrado la indemnización, pero mantienen el contencioso administrativo presentado por "desacuerdos de carácter económico", según la Fira. Otras ocho familias ya vendieron su vivienda a Fira 2000 y se mudaron.

Los vecinos afectados por la expropiación residen en las calles de Pedrosa E y D, en el antiguo polígono Pedrosa, y para varios de ellos el proceso ha supuesto revivir el calvario que sufrieron años atrás, cuando tuvieron que abandonar sus viviendas de Can Pi, por la primera ampliación de la Fira. Las edificaciones afectadas por la nueva expansión son 54 casas unifamiliares, 60 pisos y 10 locales comerciales. Su derribo se prevé para antes de fin de año.

A no más de 300 metros de estas edificaciones, los operarios trabajan ya para dar los últimos retoques a cinco hileras de nuevas casas unifamiliares y a un llamativo bloque de pisos que da a la calle de las Ciències, frente al centro comercial Gran Via 2. Son las viviendas que la Fira ha hecho construir para entregárselas, mediante permuta, a las familias expropiadas. No alejarse de su barrio era una de las contrapartidas por las que más han peleado los vecinos. "Se trataba de reproducir un barrio casi clónico unos metros más allá, respetando a cada vecino la tipología y la calidad de su vivienda, con un 20% más de superficie como compensación por la mudanza forzosa", según fuentes de la Fira.

El caballo de batalla de los vecinos ha sido la calidad de los materiales utilizados en las nuevas construcciones y su orientación. El acuerdo ha comportado la retirada de los recursos presentados por los vecinos ante el TSJC, según el abogado de un grupo de expropiados, Víctor Carrera.

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"Desde el principio queríamos cuidar mucho todo el proceso y estábamos dispuestos a invertir el tiempo que fuera necesario para llegar a un consenso", señalan fuentes de la Fira, porque "cada grupo de vecinos ha elegido su arquitecto y los vecinos tienen ya la nueva casa tal como la querían".

La construcción de los nuevos pabellones (los 5 y 7) debe finalizar en 2011 y elevará a ocho la cifra total. Fira 2000 ha adjudicado la obra civil a OHL y Copcisa. Para fin de mes está prevista la adjudicación de las instalaciones. En ambas se imprimirá el sello de inspiración gaudiniana del arquitecto Toyo Ito, responsable de las torres feriales que presiden la plaza de Europa, quien también pondrá su sello con un nuevo auditorio. Será la última y definitiva ampliación de Gran Via. La ampliación total ha supuesto una inversión de 900 millones de euros.

"No tuvimos otro remedio"

La construcción de cinco hileras de casitas unifamiliares, de dos plantas y con jardín y garaje, a las que se trasladarán los expropiados de la calle de Pedrosa D y E, ha dado origen a dos calles a las que el Ayuntamiento ha bautizado con el nombre de dos mujeres ilustres: la pensadora Hannah Arendt y la matemática Mileva Maric, esposa de Albert Einstein. Carmen es una de las primeras vecinas que se han instalado en la calle de Hannah Arendt. Tres años de negociaciones entre vecinos y la Fira no le han dejado buen sabor de boca, aunque el resultado no le desagrada. "Nos han trasladado a pocos metros de nuestro barrio y esto es importante, luchamos mucho para conseguirlo", explica Carmen.

Frente al centro comercial Gran Via 2, en la calle de las Ciències, destaca un llamativo bloque de color rojizo que alojará a 45 familias expropiadas. Para muchas de ellas será la segunda mudanza en poco más de una década. Es el caso de Pilar Bocino: hace 13 años, la primera ampliación de la Fira sacó a su familia de Can Pi. "Primero nos resistimos, pero no tuvimos otro remedio", recuerda. Cambiar una casita de planta baja en el barrio de toda la vida por un piso le resultó difícil. La bomba fue el aviso de la nueva expropiación. "Esta mudanza ya me coge demasiado mayor", lamenta Pilar, de 67 años. "De este nuevo piso, si quisieran echarme, tendría que venir la policía", advierte. Aun así, admite que la implantación de la Fira ha dignificado el barrio.

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