Electricista, no militar
El ex militar Josué Estébanez, de 25 años, nació y se crió en una localidad trabajadora en la periferia de Bilbao. Allí, en un bloque de viviendas humildes, viven su madre, su abuelo y su hermano. Su padre, Bernardo, falleció hace unos 10 años. Nadie en ese vecindario sabía ayer que Josué es el presunto asesino del joven antifascista Carlos Palomino.
Victoria, su madre, a la que describen como una mujer discreta, está en Madrid con motivo del juicio y parece no haber hablado del crimen con nadie del entorno, ni siquiera con el abuelo, que ayer zanjaba la conversación así: "A mí no me cuentan nada; lo único que sé es que no veo a mi nieto desde hace un año". Una prima de Victoria añadía que el resto de la familia está "muy afectada". "Somos una familia normal y no queremos saber nada de todo este asunto".
La familia ha ocultado incluso que Josué era militar -ocultación que en el País Vasco se asume como normal y cotidiano-. Los vecinos consultados desconocían tanto este hecho como la ideología del agresor. Un octogenario, como el abuelo de Josué, recordaba que éste había trabajado como electricista en varias obras y pensaba que ésa seguía siendo su ocupación. "Hace años que no le veo, creo que ha andado por Almería y Madrid, trabajando de lo suyo". El resto de vecinos hablan de ellos como de una familia normal y discreta. Recuerdan que el padre trabajaba por cuenta ajena en una empresa antes de fallecer. "A los hijos no se les ve desde hace tiempo por aquí y ella tampoco es que hable mucho", añadía una vecina.
Josué no parece tener amigos de su edad en el barrio. Y mucho menos en un cercano bar con estética de herriko taberna. Un matrimonio de mediana edad, preguntado por el juicio del hijo de su vecina, respondía, extrañado, con otra pregunta: "¿Es algo de ETA?".
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