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La preocupación en los embalses, tras un verano de incendios

"Hemos estado y estamos bajo la influencia de una dorsal anticiclónica en una configuración que denominamos como situación de bloqueo, que impide que las bajas presiones con sus frentes asociados nos afecten, lo que explica esta ausencia de precipitaciones", comenta Santiago Gaztelumendi de Euskalmet. Así y todo, los embalses del Zadorra, Ullibarri y Santa Engracia, mantienen niveles aceptables (65% y 62% de su capacidad, respectivamente), gracias a la primavera pasada, especialmente lluviosa. Pero si el otoño mantiene las características de este verano, se podría llegar a la situación del pasado 2006, cuando se redujo a un tercio el volumen de estos embalses que abastecen al 90% de la población y la industria de Vizcaya y Guipúzcoa.

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Gaztelumendi adelanta que a partir del martes la situación podría cambiar, "ya que es probable que una masa de aire frío que se descuelga por Centroeuropa, pueda afectarnos de tal modo que provoque inestabilidad que, junto con el viento norte, propicie precipitaciones sobre todo en la vertiente cantábrica". Lo que tampoco satisface al sistema del Zadorra que bebe de las aguas que dan a la vertiente atlántica, de ahí la relativa preocupación que ya se vive en el Consorcio de Aguas del Gran Bilbao y Amvisa (sociedad que gestiona las aguas de Vitoria).

La ausencia de agua afecta a la especie humana, pero también a las especies animales que viven a su alrededor. La aparición de enfermedades como el botulismo o la tuberculosis en la fauna alavesa (la más afectada por este verano muy seco) alarma a los biólogos que trabajan en el CEA. "Hay que tener en cuenta que la falta de agua lleva a la desaparición de los abrevaderos y a la pérdida de calidad de las bayas silvestres, alimento principal de aves y pequeños mamíferos, con lo que la aparición de patologías es más fácil", recuerda Gorka Belamendía.

Sin olvidar los que han perdido su hogar en los incendios de este verano, con unas pérdidas en masa forestal de cinco millones de euros, el fuego asoló el centro del territorio alavés hasta acabar con 1.180 hectáreas, de las que 650 eran bosque. Dada la peculiar configuración del corazón del territorio, también hay que citar que en el condado de Treviño las llamas acabaron con 3.000 hectáreas.

Fueron unos de los días más calurosos del verano, aunque la temperatura más alta, según Euskalmet se alcanzó el 23 de agosto, con 40,4º en Orozko (Vizcaya) o 39,7º en Ordizia y 40,1º en Alegia (Guipúzcoa). Y en cuanto a las mínimas nocturnas, la peor zona para dormir este verano, ha sido la Rioja alavesa, que "ha experimentado varias noches tropicales", sin bajar de los 20º, señala Euskalmet.

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