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PUES NO ESTOY MUY SEGURO | OPINIÓN
Columna
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El régimen de terror

Juan Cruz

Me tiene sorprendido que la industria turística española aún no le haya pedido cuentas a Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana, que tiene tanta costa, y tantas costas, por lo que dijo el otro día en la plaza de toros de la capital del sitio que dirige.

Sorprendido, no; estupefacto. Esto me trae a la memoria una célebre anécdota de un ilustre polígrafo, a quien se le atribuye el siguiente chascarrillo. Él era muy dado a las infidelidades, y fue hallado por su esposa -naturalmente, por sorpresa- mientras yacía con su secretaria en su propia y espléndida biblioteca.

La señora le dijo:

-¡Estoy sorprendida!

Y el esposo le corrigió:

-Querrás decir estupefacta; el sorprendido soy yo.

Así que me quedé estupefacto. De todas las cosas de esta trama Gürtel que desde hace nueve meses manchan la vida de España -tiene razón el ministro Rubalcaba: cuánto nos hubiéramos ahorrado si Camps se hubiera pagado sus trajes- ya nada nos puede sorprender. No nos sorprenden las palabras del Bigotes, no nos sorprenden las revelaciones del sastre, no nos sorprende Camps, no nos sorprende Ricardo Costa...

No nos sorprende nada, nos deja estupefactos. Por ejemplo, a mí me dejó estupefacto este miércoles Ricardo Costa, el secretario general de los populares valencianos, que también es protagonista de la saga Gürtel, aliviada de momento por un juez que era más que amigo de Camps. Costa fue a Los desayunos de TVE y le contó a Ana Pastor, la conductora del programa, la ahora célebre anécdota del policía que llama a Camps. ¿Cómo es que tenía el teléfono?, le repreguntó el político a la periodista, y ésta le indicó que le sorprendía -o le dejaba estupefacta- ese cambio de papeles: aquí quien pregunta, vino a decirle, soy yo.

Pero él mantuvo la nariz erecta. ¿Eh, cómo tenía el teléfono?

Ya cansa explicarlo, pero lo tenía porque (y eso debe saberlo ya Ricardo Costa) la policía no es tonta. Francisco Camps llamó al sastre desde su móvil mientras el sastre se aprestaba a declarar lo que sabía de los trajes dichosos (o de los dichosos trajes). Y era fácil: cuando el juez le dijo a la policía que llamara a Camps, la policía pues hizo lo que sabía, llamar al teléfono de Camps, qué iba a hacer.

Pero lo que me dejó estupefacto fue eso que dijo Camps en la plaza de toros: "El PSOE intenta instalar un régimen de terror en España". En cuanto corra la voz, el turismo va a huir de aquí. Por eso les decía que no me extrañó tanto que Rajoy no le aflojara la tensión, sino que el sector turístico no le saltara a la yugular. Eso fue lo que me dejó estupefacto. Ante todo lo demás ya no estamos ni sorprendidos.

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