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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Custodia compartida

Siendo hijos de la transición crecimos con el mensaje de la igualdad de derechos de hombres y mujeres repicando en nuestras conciencias. Se trataba de un mensaje insistente y justo.

Los hombres nos aplicamos, en mayor o menor medida, con más o menos dificultad. A fin de cuentas habíamos crecido en familias patriarcales y machistas con roles muy bien definidos. Poco a poco, muchos aprendimos a compartir las tareas, el cuidado de los hijos, los horarios... Aunque es cierto que no todos se dieron por aludidos.

El error de algunas mujeres fue creer que el mensaje de igualdad sólo iba destinado a los hombres. Así que cuando llegó el momento de la ruptura de muchas parejas, esas mujeres se arrogaron el papel de "eje vertebrador de la familia", el mismo que habían visto desempeñar a sus madres en aquellas familias patriarcales y machistas de antaño. Y espetaron sin contemplaciones: "Dejémonos de tonterías, los hijos son de la madre".

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Cuando muchos hombres acudimos a los tribunales demandando compartir igualitariamente nuestra condición de progenitores nos encontramos con la sonrisa cínica de la justicia: "Vamos, chicos, los niños con quien mejor van a estar es con su madre". Y de este modo miles de hombres nos vimos relegados a la condición de "padres de segunda categoría", "padres de apoyo" o incluso "caricatura de padres".

Ahora encontramos palabras de ánimo y palmaditas en la espalda en muchos foros y medios. Esto cambiará, se nos dice, sólo hace falta que la sociedad madure. Sí, pero mientras tanto se sigue perpetrando la mayor barbaridad que pueda cometerse sobre un ser humano: privarle del calor de un hijo. Cuando la sociedad por fin madure y cambie la legislación, ¿quién nos va a devolver ese tiempo con nuestros hijos del que se nos privó injustamente? ¿Cómo se repara semejante daño emocional?

Espero que ahora se entienda la desesperada y dramática coletilla, ese "Ya" que acompaña una demanda que debería ser historia en una época como la nuestra en la que hasta tenemos Ministerio de la Igualdad.

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