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Crónica:VUELTA 2009 | 12ª etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Etapa reina, ciclistas súbditos

Hesjedal gana en Velefique tras malgastar los favoritos un magnífico recorrido

Se estrujan el cerebro buscando puertos exigentes, altimetrías importantes, rastreando carreteras, colocándolos estratégicamente para favorecer el espectáculo. Los responsables de la carrera buscan alternativas por doquier. Pero los otros responsables de la Vuelta, los principales, los ciclistas, corren igual, bajo la misma dictadura de los últimos tres kilómetros, buscando segunditos, arañando bonificaciones, dando la sensación de que sea como sea la etapa, llana o tortuosa, corta o larga, se desarrollará siempre igual, sea la etapa reina o la etapa súbdita. No son los puertos de montaña o el kilometraje (si acaso el viento) lo que hace duro y hermoso el ciclismo, sino la capacidad de atacar, de arriesgar, de buscar el éxito poniendo el fracaso en la balanza. El tacticismo, el segundeo, es lo que conduce al ciclismo a la monotonía, a los ciclistas súbditos del cronómetro.

Tácticas haberlas haylas, magníficas como la del Xacobeo, injustamente malgastada en la meta por el poderío del canadiense Hesjedal frente al batallador David García, con Mosquera por detrás, también sobrepasado por el bravo holandés Gesink, pero todo hace indicar que ese tacticismo es el que resolverá la Vuelta por un puñado de segundos. Y con eso juegan, aunque los ciclistas tuvieran que pasar ayer cuatro puertos de montaña, todos duros, por sus rampas o por su ubicación, esperando únicamente a los kilómetros finales, los dos o tres kilómetros finales, antes de que una contrarreloj (en este caso en Toledo) lo resuelva todo definitivamente.

Era una etapa bella para la época del ciclismo bello. Y era una etapa vacía porque la carretera se cortó muy pronto y muy lejos de Velefique impidiendo el acceso a los otros esforzados de la ruta que se quedaron con un palmo de narices. Sólo cicloturistas y moteros lograron acercarse a esas rampas por donde el pelotón circuló cansino mientras 11 escapados (Freire, entre ellos) iban abriendo camino sin muchas esperanzas de futuro, como esperando su derrota. Así pasaron por Velefique y por Calar Alto, eso sí, perdiendo las habituales unidades sobrantes del pelotón y de la carrera, de la que echaron pie a tierra tipos como Vinokurov, Farrar, Rubiera. En el puerto de tercera, David García rompió la escapada. Deshilachado el asunto delantero, se esperaba en el nuevo paso de Velefique, donde concluía la etapa, que los candidatos enseñaran su programa, los tintes de su campaña.

Nada de eso. Mosquera consiguió marcharse tras varios ataques e ir engullendo los restos de la escapada principal, en busca de su compañero David García, ya alcanzado por el canadiense Hesjedal, un mal compañero para la fatiga del sprint final. Mosquera se acercó pero no llegó. Quien sí le alcanzó fue el holandés Gesink, que se fue del pelotón con un ataque rabioso, con la boca abierta como un lagarto al calor, con ese aire de sufrimiento que siempre acompaña a su quijotesca carcasa, y cazó unos segundos de ventaja a sus principales rivales más ocho de bonificación como tercero de la etapa. En realidad eso fue todo. Eso y los aparcamientos de los helicópteros en sitios pequeños junto al barranco. O el periódico que Bingen Fernández se guardó bajo el sillín tras un descenso por "si en el próximo no hay otro espectador" que se lo deje (Bingen, píllalo en el hotel que no pasa nada) y cosas así que entretenían la rutina. Si todo sigue igual, no está tan claro que quien salga de amarillo el lunes tenga la Vuelta casi ganada. Hoy final en Sierra Nevada. ¿Y qué?

Hesjedal gana la etapa por delante de David García.
Hesjedal gana la etapa por delante de David García.AP

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