"Situación de riesgo"
Nadal, dolorido en los abdominales y con dificultades en el saque, afronta a Monfils
En medio de la jungla de Nueva York, el francés Gael Monfils, que juega esta madrugada contra Rafael Nadal, sueña con otra selva y otro combate, el Rumble in the jungle, que enfrentó en 1974 a Mohamed Alí con George Foreman por el título mundial de los pesos pesados. Monfils, igual que Jo-Wilfried Tsonga, verdugo del español en el Abierto de Australia de 2007, ve todos los días When we were kings (Cuando éramos reyes), el documental que recuerda aquella noche de golpes de leyenda. Eso, un tenista como un boxeador, un pegador despiadado, le espera hoy en los octavos de final del Abierto de Estados Unidos a Nadal, que se presenta a la batalla sin todas sus armas: ayer, tras una hora larga de entrenamiento, se marchó al centro de Nueva York sin haber ejecutado ni un solo servicio. Los dolores que sufre en los abdominales perjudican su inicio de la jugada convirtiéndole en un tenista atacable, con frecuencia sin la iniciativa. El número tres mundial ha concedido ya 16 posibilidades de break por las siete de 2008 en el mismo torneo. Su porcentaje de primeros servicios ha descendido del 68% de entonces al 60% de ahora. Y por los 40 aces de Juan Martín del Potro, los 33 de Andy Murray o los 28 de Tommy Robredo él ha conseguido 12.
Ya ha concedido 16 posibilidades de 'break' por las siete de 2008 en todo el torneo
"Nadal está en una situación un poco de riesgo", explican fuentes perfectamente conocedoras de su musculatura; "durante el partido contra [Nicolás] Almagro, el abdominal se le sobrecargó un poco, aunque ahora está bien. De momento, con mucho estiramiento, aguanta bien, pero lo preferible es no forzar".
"En Cincinnati me pareció que Nadal estaba intentando cambiar el saque, pegarle más fuerte, duro, pero eso no es natural en él", explica el croata Ivan Ljubicic, sacador antes que nada. "Nunca va a ser un jugador que sirva a 220 kilómetros por hora", continúa el ex número tres; "me cuentan que Nadal no es un zurdo natural, que le han hecho así, que para su vida diaria es diestro... En mi opinión, eso es lo que crea el problema. Debe dejar de intentar cambiar su saque, aceptar el que tiene y seguir usándolo de la mejor manera. Me encanta cómo aprovecha los ángulos. Lo cierto es que no es su tiro más importante y que jugar contra Monfils nos dirá la verdad de su estado".
Nadal busca hoy la verdad, su verdad. Entre las circunstancias que juegan en su contra -la pista rápida, los abdominales, dos meses y medio de inactividad por lesión-, despunta un elemento equilibrante. Nadie gobierna los torneos desde la mente como Nadal. Nadie crece con el paso de los partidos como Nadal. Y de nadie se puede esperar la excelencia en los momentos críticos más que de Nadal. Ése es su sello. Éstas, sus palabras: "He cometido errores, pero, mentalmente, he estado suficientemente fresco para asumirlos".
"Le veo con subidas y bajadas de nivel, más que lo que suele, pero en los partidos que requieran que dé el ciento por ciento es probable que lo logre", coincide Ljubicic; "los dolores que sufre en el abdominal son una preocupación porque contra eso no se puede hacer nada. Si te duele la rodilla, te la vendan. Si te duele el hombro, lo calientas. Con los abdominales sólo se puede descansar".
Nadal busca hoy los cuartos de final. No estará solo ni en la jornada ni en el hecho de tener enfrente a un tenista como un toro: Juan Carlos Ferrero jugará contra Juan Martín del Potro, el número seis.
Oudin, imparable
Mientras Tommy Robredo se movía por el restaurante de jugadores y Javier Duarte, su entrenador, apuraba un pitillo esperando a que comenzara su partido de los octavos contra Roger Federer (en la pasada madrugada española), dos cosas ocurrían en el Abierto de Estados Unidos: Fernando Verdasco se calentaba lentamente para su duelo con John Isner, el gigante de 2,06 metros, aquejado de dolores en los abdominales y de un pólipo en el pie izquierdo y Melanie Oudin, una tenista de minúscula estatura (1,67 metros) y mayúscula fe, volvía a hacer de las suyas.
La estadounidense de 17 años ganó a Nadie Petrova, la número 13, como antes a Elena Dementieva, la cinco, y a Maria Sharapova, ex uno: remontando un primer set perdido (1-6, 7-6 y 6-3), jugando con enorme inteligencia e igualando el tremendo encuentro que regalaron a los espectadores la noche anterior Flavia Pennetta y Vera Zvonareva (la rusa lloraba de dolor, con las rodillas y el tobillo espectacularmente vendados, mientras la italiana levantaba seis bolas de partido: 3-6, 7-6 y 6-0). Oudin buscará un puesto en las semifinales contra la ganadora del choque Kuznetsova-Wozniacki.
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