La 'viuda negra' que timaba ancianos
La mujer detenida por vejar a un jubilado había hecho lo mismo con otros tres - Se ganaba la confianza de los mayores para quedarse con sus bienes
Cambio de rumbo imprevisto en el presunto caso de maltratos detectado la semana pasada en Cambrils (Baix Camp). Carmen M. G., leridana de 57 años e implicada por trato vejatorio tras haber maniatado en el interior de un coche a un hombre de 83 años el pasado viernes, ya había actuado de forma similar en, al menos, otras tres ocasiones que se han ido sucediendo desde 2006. Así lo advirtió ayer el Ayuntamiento de Mont-Roig del Camp (Baix Camp), municipio del que es oriundo el anciano supuestamente maltratado por la acusada.
El Consistorio relató ayer que lleva años siguiendo a la presunta maltratadora por actuar como una especie de viuda negra: se acerca a los ancianos, siempre solteros y nunca con parientes cercanos, para ganarse su confianza y alojarse en sus domicilios. Cuando consigue su objetivo les maltrata y obliga a vivir en condiciones insalubres, presuntamente, a cambio de la pensión que reciben sus víctimas u otros estipendios.
El Ayuntamiento desmiente la versión policial y actuará de acusación particular
Éste ha sido el procedimiento que la mujer ha realizado con tres residentes en Mont-Roig, además del nuevo caso conocido la semana pasada. Todos tenían entre 20 y 30 años más que ella. El Ayuntamiento tampoco descarta que la mujer, que reside en Lleida pero suele veranear en la Costa Daurada, se haya camelado a más ancianos en otras localidades.
Los cuatro ancianos de Mont-Roig supuestamente maltratados desmienten la información facilitada hasta ahora por los Mossos. El cuerpo había informado de que la detenida era pariente del anciano maltratado y descartó cualquier otra posibilidad. La policía autonómica tampoco había actuado contra los supuestos maltratos pese a las denuncias que los vecinos de la implicada interpusieron contra ella desde hace al menos una semana.
"Los servicios sociales del municipio llevaban tiempo siguiéndola, pero cuando la localizábamos se mudaba a otro pueblo", aseguró el edil de Acción Social de Mont-Roig, Miquel Anguera. "Que la encontraran atando a un anciano en el coche en Cambrils ha sido una suerte", añadió. El Ayuntamiento estudia personarse ahora como acusación particular contra la mujer. "Alguien tiene que pararle los pies por lo que está haciendo. Es un peligro social", resolvió el concejal. Un juez de Reus decretó el lunes libertad provisional para la acusada, además de prohibirle acercarse a menos de 1.000 metros de la víctima. La Generalitat ha asumido la custodia del hombre al no haber encontrado parientes que se hagan cargo.
El primer anciano supuestamente engañado por la acusada se concretó hace tres años. Se trataba de un hombre mayor, con varias propiedades conocidas, al que Carmen M. G. trató de agasajar. "Le invitaba a comer a casa, se les veía tonteando por las calles. Era extraño, por la diferencia de edad", comentó un vecino. El cortejo duró poco tiempo puesto que el hombre falleció de muerte natural. Un segundo caso también fue breve: la acusada se percató de que era un hombre sin ninguna propiedad y lo abandonó a los pocos meses, explicaron fuentes municipales. El tercer hombre que reseña el Ayuntamiento es el marido de la mujer. Se casaron recientemente, hace menos de un año, según fuentes municipales. Éstas subrayaron que sigue siendo su esposo pese a que la supuesta maltratadora se dedicara a cuidar a otro anciano.
Las sospechas del Ayuntamiento se iniciaron por continuas quejas vecinales respecto a la suciedad de sus casas. La dejadez de su vivienda generaba problemas de malos olores, plagas de piojos y presencia excesiva de animales abandonados. Esta situación obligó al Consistorio a realizar varios requerimientos administrativos que fueron desatendidos por los propietarios. "No abría la puerta a la policía, simulaba que no se hallaba en casa. Incluso llegó a cortar el teléfono", añadió una portavoz municipal.
Las gestiones para localizarla fueron inútiles, puesto que se enviaban notificaciones a domicilios que no eran de su propiedad. "Todas las reclamaciones terminaban en el buzón de los ancianos. Vivía en sus casas y de ella apenas sabíamos nada", lamentó el Consistorio. Los Mossos se negaron ayer a modificar su versión de los hechos sobre el caso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.