Los inversores se paran a pensar

Los mercados de valores continúan moviéndose en un terreno resbaladizo, a pesar de que los indicadores económicos apuntan cada vez más hacia el final de la recesión.

La Bolsa española abrió la sesión como el día anterior, con poco papel y ganas de subir, pero los avances se desinflaron muy pronto ante la falta de presión por parte de los compradores, que parecen más decididos a esperar a que sean los vendedores los que lleven la voz cantante.

El Ibex 35 llegó a subir el 0,41% poco después de la apertura, pero las andanzas por encima de los 11.400 puntos parecen condenadas al fracaso y el mercado se fue deslizando hasta caer a 11.293,80 puntos, lo que suponía perder el 0,73%. Al final de la sesión el principal índice de la Bolsa española cedió el 0,17% para quedar en 11.356,90 puntos, al tiempo que los valores medianos bajaban el 0,84% y los pequeños subían el 1,89%.

La falta de empuje del dinero se reflejó al final de la sesión en el volumen negociado en el Mercado Continuo que, con 1.845,52 millones de euros, aporta una de las cifras más bajas del año. Las operaciones del mercado abierto cayeron hasta 1.644,12 millones de euros y casi dos tercios de esa cifra se negoció entre los cuatro principales valores del mercado.

Muchos inversores mostraban su sorpresa por la reacción global de los mercados de valores ante la publicación del dato revisado del PIB de Estados Unidos del segundo trimestre. El PIB descendió el 1% frente al 6,4% del primer trimestre. La confirmación de que lo peor ya ha pasado no es suficiente para los inversores, que ahora desean ver crecer todos los componentes del PIB para mantener sus posiciones.

En la eurozona se confirmó que la escasez de crédito es casi crónica a través del dato de la masa monetaria de julio. El activo en manos del público, junto con los depósitos a la vista y otros activos líquidos, creció a un ritmo del 3%, frente al 3,6% de junio y muy por debajo del 4,5% que el BCE considera como más adecuado, lo cual seguirá afectando al consumo y a la actividad económica en general.

Con estos datos, parece lógico que los inversores se planten ante unas cotizaciones que han ido mucho más deprisa que la realidad y viendo que la Bolsa de Nueva York no toma las riendas.