Desasosiego en clave interior
El Borràs presenta la adaptación de 'Cosmética del enemigo', de Nothomb
Después de leer Cosmética del enemigo, la celebrada novela que publicó en 2001 la escritora belga Amélie Nothomb, el director escénico José Luiz Sainz pensó: "Aquí hay teatro". Y lo hubo. Tras darle muchas vueltas, en octubre de 2008 estrenó la adaptación que él mismo ha dirigido de la historia de este ejecutivo anodino que, atrapado en un retraso en el aeropuerto, se ve impelido por la verborrea de un "pesado" a enfrentarse con su interior más escondido, a iniciar, como dice Saiz, "un viaje al infierno" en el que la lucha entre el bien y el mal que llevamos escondido se realiza en el campo de batalla de la conciencia. La obra, que hasta ahora ha estado de gira por varias ciudades españolas, abre temporada el próximo jueves en el teatro Borràs de Barcelona, donde permanecerá hasta el 27 de septiembre para presentarse después en Madrid.
José Pedro Carrión y Jesús Castejón protagonizan el montaje teatral
Los dos protagonistas de la obra son José Pedro Carrión y Jesús Castejón, pero también, en cierta manera, el público. Algunos espectadores, previa compra de la entrada especial, ven la obra cómodamente sentados en unas butacas situadas en el escenario como figurantes mudos, y pasivos, de la acción.
Hay otro protagonista invisible, dice Carrión, "una mujer cuya historia contamos los hombres". Para el actor, lo interesante de la obra es que habla de "cosas humanas" a través de las que se apela al interior de cada espectador. "Cada vez hay menos oportunidad de poner un tema interesante sobre el escenario que hable de cosas modernas con un punto de vista real", añade Castejón, para quien "lo mejor de la función es desde donde se cuenta, es decir, desde la mente atrevida de una escritora que llama a las cosas por su nombre".
Nothomb no ha visto aún la obra y, explica Sainz, lo único que pidió fue que se respetara la traducción al castellano que había hecho Sergi Pàmies. El estilo irónico de la escritora está presente en el montaje, que, dice el director, "es desasosegante, pero también divertido. La función del teatro es entretener, aunque sea para llevarte a la reflexión".
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