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Patrimonio investiga el destrozo del castro orensano de Toén

La apertura de pistas forestales para extraer pinos provocó los daños

Un maderero ha cortado por cinco puntos la muralla y el foso del castro de Trelle, en Toén (Ourense), un poblado protegido por la Dirección Xeral de Patrimonio. El operario trabajaba en el ensachamiento de unos caminos para la extracción de pino del monte vecinal de la localidad. La Asociación Profesional de Axentes Forestais de Galicia (Aprafoga) denunció los hechos el pasado 20 de agosto ante la Delegación Provincial de Patrimonio. El jefe de servicio del departamento ordenó inmediatamente la paralización de las actividades de los maderistas para evitar mayores daños en el castro y valorar la cuantía de los ya acometidos.

Los agentes forestales del distrito 12 de la provincia de Ourense, en su condición de Policía Judicial, se dirigieron al maderero, propietario de la empresa Leñas Trelle. El causante de los estragos, que inmediatamente detuvo la máquina en cuestión, alegó que desconocía la existencia del castro y de la muralla. Una arqueóloga enviada al lugar por Patrimonio confirmó que sí había daños en la fortificación e indicó incluso que se rompió por dos alturas. La arqueóloga precisó que ahora la Xunta deberá realizar un informe con los daños e investigar de quién es la responsabilidad de los hechos, así como determinar si existían los permisos pertinentes para construir las pistas que afectaron a la estructura del castro de Trelle.

El poblado castrexo se encuetra en territorio de tres municipios, Barbadás, Toén y Cartelle. La Dirección Xeral de Patrimonio también deberá concretar en cuál de los tres términos municipales se encuadran los daños, aunque todo apunta a la zona de Toén. El castro, que no ha sido excavado por especialistas, tiene una importante relevancia en el conjunto del patrimonio gallego. Su descubrimiento data de 1956, cuando un avión estadounidense lo captó mediante una foto aérea.

Desde Aprafoga se muestran indignados por lo ocurrido y señalan que la zona afectada se enmarca dentro de un espacio de protección patrimonial. Incluso la cercana torre de vigilancia de incendios no puede efectuar obras en su estructura para no desarmonizar el entorno de este Castro de Trelle.

El monte que alberga el castro fue víctima de un incendio a finales de los años 80 que asoló miles de hectáreas. Al ser propiedad de los vecinos, se decidió en 1989 hacer una repoblación de pinos que ahora, veinte años después, han resultado ser la causa última de los destrozos. Fue la apertura de pistas forestales para extraer los árboles lo que provocó el accidente del maderista.

A pesar de que se trata de un monte vecinal, está consorciado con la Consellería de Medio Rural. Así, los beneficios obtenidos con la madera talada se reparten en porcentajes del 70% y el 30% respectivamente. Por eso Patrimonio tiene que identificar a quién dio la autorización para el entresacado de los pinos.

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