Una garantía de espectáculo
Los 'victorinos' que cierran las Corridas Generales hacen prever una tarde cargada de emociones
"Con los toros de Victorino el espectáculo está asegurado". Lo dice Ortega Cano de la ganadería que hoy visita Bilbao. Ortega posee el singular privilegio de ser el único matador que ha indultado dos toros de esa divisa en su carrera, y con la particularidad de haberlo hecho al único astado premiado con el perdón de su vida en Las Ventas, de nombre Velador, en junio de 1982. Por eso, las palabras de aquel Ortega Cano, maestro valiente entonces, resaltan el "sello personal y diferente de los victorinos, para lo bueno y para lo malo".
Hace siete días, el ganadero de Galapagar soltó una completa corrida en San Sebastián. No fue un encierro grande de tamaño, pero mantuvo la atención en la arena durante dos horas, sin tiempo para pestañear. Para lo bueno, la faena de Diego Urdiales o el sexto toro desaprovechado y desorejado por Padilla; para lo malo, la alimaña que lidió el riojano o las cogidas de El Fundi y el jerezano.
"Los 'victorinos' descubren a los malos toreros con facilidad pasmosa"
Durante muchos años se conoció al ganadero con el sobrenombre de El paleto de Galapagar, pero el tiempo ha ido descubriendo al criador de toros bravos más importante de las últimas décadas. Con grandes triunfos y sonados fracasos, Victorino Martín Andrés apostó hace ya medio siglo por una res de encaste Saltillo, que siempre ha defendido en contra de la masificación de lo Domecq. "Quiero un toro bravo, que sea fiero, que transmita emoción", afirmó el veterano ganadero, quien hoy gobierna la ganadería en conjunción con su hijo de igual nombre.
Es la representación viva del comerciante de campo antiguo. Firme en sus convicciones y arriesgado en sus decisiones, como cuando se negó a lidiar en España ante las denuncias de afeitado. Entonces se marchó a Francia y acabó siendo reclamado por las plazas estatales, un órdago que le salió favorable. Un hombre listo que cría también toros avispados. Un especialista en esta divisa, Tomás Campuzano da una de las claves de los victorinos: "Son más listos que el hambre y descubren a los malos toreros con una facilidad pasmosa".
Por eso, en el ruedo hay que hacerles todo con mucho acierto. No se les puede dudar, porque se convierten en los dueños de la plaza. Nada de recortes, sino enseñarles a embestir bien. Los toreros de esta tarde lo saben, como lo dejó claro Diego Urdiales en San Sebastián.
El riojano es uno de esos matadores que camina entre pinchos. Lleva ocho corridas esta temporada, de las que tres han sido en Las Ventas y tres con la divisa de Victorino Martín, a la que siempre ha cortado oreja. El torero de Arnedo no se cansa de tener que abrir las puertas de las plazas a base de las coronas de espinas que son las corridas duras, más si cabe en la siempre dura Monumental madrileña. Bilbao puede ser su trampolín.
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