La recuperación tendrá que esperar
Mientras Francia y Alemania dicen adiós a la recesión, España sigue en terreno negativo
Alemania, Francia, Grecia, Portugal... la lista de países europeos que van saliendo de la recesión va en aumento. Todo apunta a que EE UU también ha dejado atrás lo peor de la crisis, como han hecho China, India y Japón. Otras economías, mientras tanto, no caminan en la misma dirección, o al menos no con tanto brío. España es una de ellas.
La mayoría de los economistas consultados están convencidos de que la economía española mejorará tarde o tremprano -algunos aseguran que será antes de que termine el año- , pero subrayan que la recuperación será más lenta que la de la mayoría de sus socios europeos debido a que tiene problemas particulares que agravan su situación, como son la destrucción de empleo, el déficit exterior y el endeudamiento de hogares y empresas.
España no es un caso aislado. Veinte países de la UE siguen en recesión
La debilidad de la demanda interna mantiene al país en números rojos
El sector privado aún no está en posición de crear puestos de trabajo
El excesivo endeudamiento de familias y empresas frena el crecimiento
España no es, sin embargo, un caso aislado. Veinte de los veintisiete países de la Unión Europea siguen en recesión, entre ellos, Reino Unido e Italia, con economías más potentes que la española. Y hay que tener en cuenta un dato: Alemania y Francia entraron en recesión antes -y en el caso de Alemania, de manera más profunda-, por lo que parece lógico que hayan comenzado antes a salir del pozo. Aunque vayan un poco por delante en el ciclo, ninguno de los dos está curado del todo y pasará un tiempo antes de que reciban el alta.
"Todos los países de nuestro entorno van a crecer poco en los próximos años", explica David Martínez Turégano, economista del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya. "Pero la recuperación de España va a ser más lenta y va a estar llena de obstáculos".
El 13 de agosto supimos que Francia y Alemania crecieron un 0,3% en el segundo trimestre del año. El dato cogió a casi todo el mundo por sorpresa: muy pocos esperaban que las dos mayores economías de la zona euro dijeran tan pronto adiós a la recesión, incluso antes que EE UU. ¿A qué se debe el cambio de tendencia? Tres motivos fundamentales apuntan los expertos: la recuperación de las exportaciones, el aumento del consumo y los efectos positivos de los programas de estímulo económico puestos en marcha por ambos gobiernos.
También hay que tener en cuenta que Francia y Alemania no estaban tan tocados como otros países por la crisis subprime, notablemente EE UU y el Reino Unido, cuyos sectores financieros tienen un enorme peso en sus respectivas economías, ni tampoco participaron en la orgía de especulación inmobiliaria vivida en España y el Reino Unido, cuyas economías cayeron un 1% y un 0,8%, respectivamente, en el segundo trimestre. Además, Francia y Alemania son países fuertemente exportadores, y fue precisamente el desplome de las exportaciones -resultado de la caída del comercio mundial- lo que hundió a Alemania en la recesión. En el segundo trimestre, las ventas alemanas en el exterior han crecido un 7%, gracias en buena parte a la demanda de China.
España, en este caso también, sigue siendo diferente. La economía española tiene menos músculo exportador que la francesa o la alemana y depende mucho más de la demanda interna -el consumo y la inversión-, cuya debilidad es uno de los motivos de que aún esté en recesión. El Instituto Nacional de Estadística (INE) no ha ofrecido todavía las cifras correspondientes al segundo semestre, por lo que los datos del primero son la referencia más reciente: el gasto de los hogares españoles cayó entre enero y marzo un 4,1% con respecto al último trimestre de 2008, y la inversión bajó un 13,1%. Son cifras nunca vistas.
Alfredo Pastor, ex secretario de Estado de Economía y profesor del IESE, piensa que España tiene un claro problema de demanda. "Los países que tienen una demanda externa potente -los netamente exportadores- salen más aprisa que los que tienen déficit comercial", opina Pastor. "Tardaremos más en salir porque no compensamos la falta de demanda externa con una recuperación de la demanda interna".
Aunque en los últimos cinco meses ha mejorado la percepción de los españoles sobre la marcha de la economía -la confianza de los consumidores registró en julio su mayor subida desde 2004-, ello no se ha traducido en un aumento del gasto, y la tasa de ahorro continúa aumentando por el sentimiento generalizado de incertidumbre ante el futuro. Da la impresión de que muchos españoles, incluso aquellos que no se han visto afectados directamente por la crisis, están aplazando decisiones económicas importantes como el cambio de casa o de coche, y que se lo piensan dos veces a la hora de hacer gastos menores como comprar ropa o salir a cenar. Algunos economistas atribuyen el aumento de la confianza de los consumidores a la caída de la inflación, que ha aumentado la renta disponible de quienes tienen trabajo.
"Es complicado que la producción vuelva a reactivarse con la demanda tan débil", dice Martínez Turégano. Para que la economía renazca en los próximos meses será imprescindible que los españoles se animen a gastar, pero el economista de Caixa Catalunya pronostica que el consumo seguirá plano durante algún tiempo.
Para Dominic Bryant, economista de BNP Paribas, el peor síntoma del estado de la economía española es su déficit por cuenta corriente. "España ha estado pidiendo prestado demasiado dinero demasiado rápido", sostiene Bryant. "Y es necesario que reequilibre su déficit comercial, que aumente sus exportaciones y disminuya sus importaciones". En este sentido han surgido ya señales alentadoras: según cifras conocidas el miércoles, el déficit comercial cayó un 53% en el primer semestre del año, precisamente como consecuencia de una acentuada disminución de las importaciones.
Pero es el paro la gran cuestión que distingue a la economía española de las de Alemania, Francia y el resto de Europa. Con el 17,9% de la población activa sin trabajo -la tasa más alta de la UE y casi el doble de la media-, será muy difícil que el consumo recupere la alegría perdida. El paro ya no es sólo una consecuencia de la crisis, sino que supone un freno para la recuperación, una triste herencia de la crisis de la que va a ser difícil deshacerse.
Bryant, de BNP Paribas, pronostica que aunque el ritmo de destrucción de empleo va a ralentizarse, la tasa de paro llegará pronto al 20%, y que "permanecerá ahí durante algún tiempo". El sector privado todavía no está en una posición de crear puestos de trabajo, y el plan municipal deinversión, que ha servido para crear miles de puestos de trabajo, no puede prolongarse durante mucho tiempo. España se queda sin margen para estimular la economía, especialmente tras el reciente anuncio de aumentar las prestaciones por desempleo. El déficit presupuestario alcanzará el 10% este año y parece difícil, en vista de la debilidad de la economía, que José Luis Rodríguez Zapatero cumpla su promesa de recortar el desequilibrio fiscal al 3% del PIB en 2012.
Bryant cree conveniente equilibrar las cuentas públicas, pero subraya que sería peligroso hacerlo en tan corto plazo de tiempo. "Es mejor esperar unos años, hasta que la economía se ajuste, porque el gasto público va a seguir siendo necesario para estimular la actividad", opina el economista de BNP Paribas.
Al presentar el último informe anual del Banco de España, el gobernador de la institución, Francisco Fernández Ordóñez, subrayó en julio pasado que el ajuste de la economía española "está recayendo de forma singular sobre aquellos componentes del gasto interno que durante la larga etapa expansiva mostraron mayores excesos". Eso significa que el excesivo endeudamiento de las familias y las empresas españolas -muy superior a los de Alemania y Francia- está frenando el crecimiento. Desde finales de los noventa hasta el comienzo de la crisis, en 2007, la deuda de las familias españolas dio un salto del 80% de la renta disponible hasta el 130%, mientras que los alemanes se mantuvieron en torno al 100% durante el mismo periodo.
Las empresas españolas también están muy endeudadas, en especial las del sector inmobiliario. Atenazado por la dificultad de acceso al crédito, el sector privado está reduciendo costes, disminuyendo las inversiones y despidiendo a los empleados con contratos temporales para sanear sus cuentas. Tampoco esto ayuda precisamente a reanimar la actividad.
La burbuja inmobiliaria, que durante años impulsó un ritmo de crecimiento envidiado en toda Europa, ha enviado al paro a cientos de miles de trabajadores. Hay en España hasta un millón de viviendas nuevas sin vender, y la construcción de casas ha caído de las 800.000 anuales en pleno boom a las 200.000 actuales. Ese ritmo se mantendrá durante algunos años, por lo que no cabe esperar que el sector recupere su papel de motor de la creación de empleo y del crecimiento económico.
¿Ayudará la mejoría experimentada por los motores económicos de Europa a que los demás países dejen atrás la recesión? En el caso español, sin duda. Alemania y Francia son los dos principales destinos de las exportaciones españolas, y la recuperación del consumo en ambos países son buenas noticias para los fabricantes españoles. Además, Alemania y Francia son dos de las naciones que más turistas envían a España, y si la tendencia a la recuperación se confirma, ésta se hará notar en la temporada turística del año que viene en la Costa del Sol, Baleares y Canarias.
Las perspectivas a corto plazo no son halagüeñas. Según los últimos cálculos de la OCDE, el PIB español menguará este año un 4,4% -en línea con la media de los 30 miembros del club de países desarrollados- y caerá un 0,9% en 2010, el que más excepto Hungría e Irlanda. Las previsiones del Gobierno de Rodríguez Zapatero son una caída del 3,6% este año y un regreso al crecimiento en la segunda mitad de 2010. La mayoría de los economistas están de acuerdo con ese pronóstico, pero insisten: España volverá a crecer, pero tendrá que pasar mucho tiempo para acercarnos a ritmos de crecimiento como los de finales de los noventa y principios de la presente década.
José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, pertenece al reducido club de los optimistas. Díez hace hincapié en que los países que salen antes de la crisis son precisamente los que, como Alemania, hace un año se hundieron más, y está convencido de que la economía española se recuperará con fuerza en el tercer trimestre para suavizarse más tarde. "La ventaja de España es que varios de los planes de estímulo están diseñados para retirarse gradualmente", opina. "Otra ventaja es que su demanda interna va a recuperarse cuando pase la histéresis y los mercados se estabilicen".
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