Núria Rial y Carlos Mena embelesan
La soprano y el contratenor interpretan obras del primer barroco en Torroella
La soprano Núria Rial, la principal artista invitada de la presente edición del Festival de Torroella de Montgrí (Baix Empordà), una cantante que está gobernando con gran tino una carrera suavemente ascendente, que son las que duran, y Carlos Mena, nuestro mejor contratenor en su mejor momento, juntaron sus voces con el claro propósito, finalmente, conseguido, de dejarnos boquiabiertos y embelesados.
Acompañados por el conjunto Ricercar Consort, dirigido por Philippe Pierlot, ofrecieron anteanoche en Torroella un bello y refinado concierto dedicado a la música del primerísimo barroco, aquel momento único e irrepetible a caballo entre el siglo XVI y el XVII en que la voz cantante, educada y disciplinada tras siglos de polifonía, descubre que también puede volar, revolotear graciosamente, posarse en una rama y, a continuación, lanzarse a planear en fantástica libertad. Es el momento, también, en que los textos se llenan de emociones, de inspiradas, originales y certeras metáforas, el canto entiende que debe expresarlas con intensidad y la voz parece enamorada de oírse. Es la época de autoras y autores como Barbara Strozzi o Sigismondo d'India y, yendo siempre un poco más allá que los demás en audacia, inspiración y dominio absoluto de la forma, el gran Claudio Monteverdi, quizá el primer "genio" conocido de la historia de la música.
Sobre estos autores y sobre algunos más que proporcionaron obras para los interludios instrumentales que el Ricercar Consort intercaló entre las intervenciones de los solistas vocales, versó el concierto de Rial y Mena en Torroella de Montgrí.
Cantaron a solo y a dúo: ella es exquisita, pero quizá un punto reservada emocionalmente y espera a que tú vayas; él tiene la temperatura expresiva siempre un punto más alta y te viene a buscar con el canto. El grado superior llega cuando juntan esfuerzos y lo sublime se alcanza cuando esto se aplica a Monteverdi. En este sentido, el incendiario Pur ti miro, pur ti godo (Ya te miro, ya te gozo) de L'incoronazione di Poppea del divino Claudio, el primer gran "dúo de amor" de la historia de la ópera, coronó la velada con un momento de extática belleza.
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